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Los artesanos elaboran jarras, ollas, vasijas, tazas, vasos y elementos decorativos que pueden ser utilizados indistintamente en el microondas, sobre el fuego o en el horno común, gracias a un revestido esmaltado no tóxico.
La idea de innovar la tradicional cerámica aregüeña fue impulsada en 2005 gracias a la ayuda de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), con la construcción de un horno de estilo japonés, y tuvo su inicio con la capacitación de ocho artesanos en 2006.
El trabajo consistió en el desarrollo de cerámica de alta temperatura, libre de tóxicos y productos contaminantes. La cerámica tradicional de Areguá tiene un proceso de cocción de entre 400 y 600 grados, mientras que gracias al horno Noborigama se consigue llegar hasta 1.300 grados. Con este proceso se consigue un producto con una terminación más fina, que se aleja del barro y se acerca a la porcelana.
El termino japonés "Noborigama" significa en nuestra lengua horno escalonado. Es una especie de tatakua grande de tres niveles donde la alfarería adquiere una textura y coloración características de la porcelana.
"Con el horno conseguimos que la cocción llegue hasta 1.300 grados y eso hace también que las piezas sean únicas. El horno Noborigama tiene tres compartimientos en donde la temperatura va subiendo. El color que adquieren las piezas depende del esmaltado que se pone a cada trabajo", dijo Pedro Cristaldo, presidente de la AAA.
El proyecto Nonorigama fue mejorando con el tiempo y, 13 años después, los artesanos ya se ganaron un mercado en Areguá. Cada mes, los miembros de la AAA hacen una feria en donde presentan sus creaciones.
Cabe mencionar que trabajan diariamente en la sede de la asociación, ubicada sobre la ruta Mariscal Francisco Solano López casi Villarrica, en la compañía Estanzuela, sitio más conocido como ramal Areguá-Patiño-Ypacaraí.
En el lugar también suelen hacer demostraciones a los turistas y, sobre todo, enseñan las técnicas para que esta innovación pase de generación en generación y, de esa manera, la cerámica aregüeña se acerque más a la delicada porcelana japonesa.
"Estamos trabajando todos los días ahora, gracias al apoyo del Instituto Paraguayo de Artesanía. Pueden visitarnos en el taller y también en nuestra sala de exposición, en donde van a encontrar muchos artículos de gran utilidad", dijo Pedro Cristaldo.
Agregó que en algunas ocasiones realizan cursos de capacitación para los artesanos y sus hijos. El objetivo es que la técnica aprendida por los miembros de la triple A no se estanque, sino que vaya ganando terreno y la artesanía aregüeña evolucione.
Anunció que para el 6 y 7 de abril se prepara la siguiente exposición, en donde se pondrá a la venta artículos que pueden ser utilizados para el encuentro familiar durante la Semana Santa.
"Vamos a tener muchas bandejas, platos, ensaladeras, soperas y cacerolas para que las familias puedan usar en su mesa durante esta Semana Santa", dijo el presidente.
Los utensilios hechos en cerámica de alta temperatura esmaltada impermeable no tóxica pueden ser utilizados en la cocina, baño y adornos. Dentro de esta técnica, los asociados elaboraron un sinfín de fuentes, ensaladeras, pavas, tazas, platos, vasijas y cacerolas que pueden ser utilizados para diversos menesteres.
Las mujeres que integran la asociación están trabajando ahora en la elaboración de nuevos productos para la venta, como las vasijas de diferentes formas, los elementos para el baño como jaboneras y cepilleros, las bandejas con variados pirograbados y el kit de tereré, que incluye la guampa, bombilla, mortero y jarra.
También elaboran pesebres, cascadas e innumerables utensilios. Si bien el costo es un poco más elevado que la cerámica normal, esto se debe al esmalte que utilizan, que resiste el fuego de un brasero o la temperatura del microondas.
La alfarería llegó a Areguá de la mano del artesano español Ricardo Pérez. Cuenta la historia que Pérez fue la persona que salvó de una muerte segura al Gral. Bernardino Caballero tras esconderlo en uno de sus hornos de leña en su casa de Cerrito, Chaco.
Así pudo escapar de los soldados aliados que lo seguían durante la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). Una vez en la presidencia de la República, Bernardino Caballero visitó nuevamente el rancho chaqueño de Pérez para agradecerle el noble acto de salvarle la vida.
El español le solicitó tierras para instalarse y explotar la alfarería, que era su pasión. Así fue como llegó a la compañía aregüeña Isla Valle, a orillas del lago Ypacaraí, zona donde abundan la arcilla y el caolín, principales materias primas de la alfarería.
Con el paso del tiempo, la alfarería se convirtió en una de las principales fuentes de ingreso de las familias aregüeñas. Los pobladores se dedican a la alfarería durante todo el año y en época de frutilla algunos miembros de la familia se dedican a la venta de la roja y carnosa fruta.
Areguá queda a 29 kilómetros de Asunción. Los productos de alfarería se exhiben en el microcentro, especialmente sobre la avenida La Candelaria.