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La idea de los zombis viene originalmente de la mitología del vudú africano, donde se refería a un cuerpo reanimado a través de la magia negra para servir de esclavo al brujo responsable del hechizo. Fueron asimilados por la cultura occidental durante la época de las colonias, especialmente hacia finales del Siglo XIX.
No fue hasta las primeras décadas del siglo XX, sin embargo, que los zombis comenzaron a hacer mella en la cultura popular occidental a través de la ficción, aunque siempre con raíces firmemente plantadas en sus antecedentes místicos. El trabajo acreditado con el hecho de haber introducido el término “zombi” al vocabulario occidental es la novela de 1929 “La Isla Mágica”, del autor estadounidense William Seabrook.
Muchos, sin embargo, estiman que las bases de la ficción de zombis en general ya habían sido sentadas el siglo pasado por el enormemente influyente “Frankenstein” de Mary Shelley, que aunque no guarda relación con el misticismo africano, sí tenía como principal elemento argumental la reanimación de un cuerpo muerto. Otros autores como H.P. Lovecraft, con su relato “Herbert West, reanimador”, también establecieron antecedentes clave.
Tres años después de la novela de Seabrook llegaría la primera película de zombis, el film de terror “White Zombie” (1932), protagonizado por el legendario actor Bela Lugosi, que cuenta la historia de una joven que es transformada en zombi por un malvado practicante de vudú.
Los zombis como elemento apocalíptico serían insinuados por primera vez por la película de 1936 “Things to Come”, basada en un trabajo de H.G. Wells, que muestra una visión del futuro en la que, en un punto de la historia, la humanidad se ve azotada por la “enfermedad caminante”, que convierte a los humanos en seres deambulantes y descerebrados. Aunque el requisito de estar muerto no figuraba en el film, otros clásicos elementos que pasarían a formar la imagen del zombi moderno, como la causa biológica para el mal y el contagio por contacto, sí formaban parte de la historia.
Mientras tanto, los zombis pasaban a infiltrarse también en los cómics, principalmente en publicaciones “pulp” de estilo gótico que adaptaban trabajos de autores como el ya mencionado Lovecraft. Incluso llegaron a aparecer en cómics de DC en la década de 1940, en el personaje de Solomon Grundy, un villano originalmente enfrentado a Linterna Verde, pero que posteriormente pasó a formar parte de la galería de habituales rivales de Batman.
La idea del apocalípsis zombi fue luego reforzada por el recientemente fallecido Richard Matheson en su novela “Soy leyenda”, sobre el último hombre sobre la Tierra, sobreviviendo en un mundo infestado de criaturas mutadas por un virus. A pesar de que las criaturas en sí se comportaban más como vampiros -por su aversión al Sol-, el libro es considerado un relato “zombi”.
“Soy leyenda” es a menudo citada como una de las principales influencias del cineasta estadounidense George A. Romero, quien sin duda es el “padre” del zombi tal y como lo conocemos actualmente. Combinando la ausencia de voluntad propia o inteligencia del zombi clásico con las ansias asesinas de los vampiros, fue él quien estableció a los no-muertos como máquinas de muerte caníbales.
En 1968, Romero estrenó la película que definiría a los zombis en el cine -y más tarde en otras expresiones culturales- y establecería sus características básicas: el film de bajo presupuesto “La noche de los muertos vivientes”.
En esta película, un grupo de personas se encierra en una casa en Pennsylvania, Estados Unidos, para refugiarse de un ataque de personas aparentemente muertas que regresaron a la vida como monstruos dementes devoradores de carne humana.
Todo está ahí, todas las reglas básicas sobre los zombis se establecen durante esta película: no poseen inteligencia, no paran ante nada en su afán de alimentarse, su causa es un virus que se transmite con las mordidas; una vez que una persona fue mordida está condenada, y la única forma de acabar con ellas es destruyendo su cerebro.
La película causó controversia. Por un lado, el film era terriblemente gráfico y sangriento para los estándares de la época, y fue duramente criticado por personas que lo veían como algo moralmente reprobable. Sin embargo, también fue innovador en el hecho de que tenía por protagonista a un hombre de color, algo casi sin precedentes. La película ha sido interpretada como muchas cosas, incluyendo una metáfora del capitalismo descontrolado, representado por los muertos vivientes, y como una crítica a la represión de las personas “distintas” -feministas, homosexuales, activistas de los derechos civiles, etcétera-, representados por los sobrevivientes.
También fue increíblemente exitoso en taquilla, y muchos años después sería incluido en el archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, un honor reservado a películas consideradas de gran relevancia estética, cultural o histórica.
Romero volvería en varias ocasiones a plasmar el apocalipsis zombi en el cine en las posteriores “El amanecer de los muertos” (1978), “El día de los muertos” (1985), “La tierra de los muertos” (2005), “El diario de los muertos” (2008) y “Survival of the Dead” (2010).
Todos esos films conservaban las ideas básicas sobre la fisiología de los zombis, además del subtexto social que caracterizó a la película original, y mantenían como un misterio el verdadero origen del mal que convierte en zombis a las personas.
Las décadas de 1980 y 1990 vieron poco de los zombis fuera de producciones de muy bajo presupuesto, una excepción indirecta siendo la saga “Evil Dead” de Sam Raimi, aunque los monstruos de esa serie tienen más en común con un cruce entre los zombis del vudú, las historias de posesiones demoníacas y las historias de Lovecraft.
El próximo resurgimiento de los no-muertos sería en el joven campo de los videojuegos, donde desde los ’80 y principios de los ‘90 no era raro verlos como enemigos en numerosos juegos. Sin embargo, la década de 1990 trajo consigo el nacimiento del subgénero del “terror de supervivencia”, juegos cuyo desafío radicaba en la tensión de ser una persona normal, mal equipada y poco hábil, atrapada en una situación mortal. Una situación como un apocalipsis zombi se antojaba ideal.
Si bien ya aparecían en el influyente “Alone in the Dark” -un juego con fuertes influencias de Lovecraft-, el zombi no regresaría totalmente a la popularidad en los videojuegos hasta el lanzamiento en 1996 de “Resident Evil”.
El juego presentaba a un equipo especial de policías de una ciudad norteamericana enviados a investigar una serie de grotescos asesinatos en torno a una mansión en las afueras. Sin embargo, quedan atrapados dentro de la mansión, infestada de zombis, y eventualmente van descubriendo una terrible conspiración para crear armas biológicas a través de un virus.
Aunque el amplio repertorio de monstruos del juego incluía mutantes, perros, arañas y serpientes gigantes y cuervos asesinos, la mayor parte de los enemigos eran zombis al estilo Romero. “Resident Evil” es hasta ahora considerado uno de los juegos más importantes de todos los tiempos y engendró una franquicia de decenas de títulos, en los cuales la amenaza zombi se extendía a niveles apocalípticos.
A principios de la primera década del Siglo XXI, la ficción zombi tuvo un importante resurgimiento en el cine.
El año 2002 vio el estreno de dos importantes películas que ayudaron a popularizar de nuevo a los zombis en el cine. La primera fue la adaptación de “Resident Evil”, protagonizada por Milla Jovovich, que se convirtió en un gran éxito de taquilla a nivel mundial.
La otra fue “28 Days Later” (conocida en Latinoamérica como “Exterminio”), del cineasta británico Danny Boyle, que transcurría en una Inglaterra devastada por el surgimiento de un virus que no mataba y reanimaba a las personas, sino que simplemente alteraba sus cerebros, convirtiéndolos en máquinas de matar invadidas por una incontrolable ira asesina.
Además del hecho de no estar muertos, los “infectados” de la película diferían de los zombis de Romero en el hecho de que podían correr y retenían un cierto grado de inteligencia, lo que los hacía una amenaza más preocupante, aunque al ser personas vivas no era necesario destruir el cerebro para matarlos.
El año 2004 también fue importante para los zombis: por un lado, un por entonces debutante Zack Snyder estrenaba una “remake” de “El Amanecer de los Muertos” de Romero que volvía a presentar zombis más “tradicionales”, efectivamente muertos vivientes que sólo paraban cuando su cerebro se destruía, pero eran igualmente ágiles y rápidos que una persona viva.
Y por el otro, el director británico Edgar Wright lanzó la comedia “Shaun of the Dead”, que satirizaba a los zombis presentando lo que básicamente era una comedia romántica que tenía lugar en el medio de un apocalipsis zombi en Londres; sería el principio de una tendencia de satirizar a los muertos vivos, una tendencia que tendría eco en films como “Zombieland” (2009) y “Warm Bodies” (2013), o videojuegos como la saga “Dead Rising”.
Finalmente, desde este viernes podremos ver el apocalipsis zombi en todo su "esplendor", con alcance global, en "Guerra Mundial Z".