Reclutadores de burdeles operan en la Terminal

La Terminal de Ómnibus de Asunción aparece como un satélite de “distribución” de niñas y adolescentes que llegan del interior y terminan en burdeles. En apenas un mes, tres menores fueron rescatadas por la Dirección de Políticas de Género del municipio.

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“Le estoy esperando a mi novio”, le dijo la joven de 16 años a los funcionarios que trabajan en la Dirección de Políticas de Género en la Terminal de Asunción. Esta oficina abrió su local hace unos meses en el lugar ante las diversas denuncias de casos de niñas y adolescentes que llegan del interior para ser explotadas como trabajadoras sexuales en supuestos bares o burdeles de la zona, e incluso, de los locales ubicados en Cuatro Mojones. La jovencita en cuestión en realidad no sabía ni a quién esperaba. Tras unas averiguaciones, desde dicho organismo municipal comprobaron que se había escapado de su casa del interior del país y que estaba a punto de ser abordada por uno de los “ojeadores” de menores que rondan en la Terminal asuncena.

El sistema de “reclutamiento” de menores de edad es el cimiento de una red interna de trata de personas que se acrecienta en niñas y adolescentes y que encuentra en la terminal de Asunción un punto estratégico, que es utilizado como un satélite para la distribución de menores a distintos burdeles o clubes clandestinos. Esta situación la reconocen desde la propia fiscalía y también organismos que trabajan en la prevención contra la trata de menores de edad.

Para Mirian Monzón, directora de Políticas de Género de la Municipalidad de Asunción, la situación es alarmante. Solamente en el último mes, el departamento a su cargo rescató a tres menores de edad que estaban en la terminal a punto de ser llevadas por hombres que están “al rescate” de ellas. “Para nosotros es muy claro que la Terminal es un satélite de los burdeles, porque hasta ella llegan jóvenes y adolescentes provenientes del interior sin tener idea de dónde van a ir a parar”.

En la zona de la Terminal, al igual que en Cuatro Mojones, existen varios lupanares que operan en precarias condiciones y sin ningún tipo de control municipal. Desde la Dirección de Género están trabajando ahora para que los guardias de la Terminal avisen cuando notan la presencia de alguna persona sospechosa rondando el lugar. La experiencia en este tipo de casos, tanto para los investigadores que trabajan con la Fiscalía como también para el equipo de Monzón, es que los "cafichos" de burdeles envían a sus hombres a buscar a jóvenes o menores de edad que llegan a la terminal y denotan desorientación. Aquellas adolescentes que evidencian estar solas o esperando a alguien, generalmente son las abordadas por estos hombres, quienes las llevan directamente a los burdeles de la zona. 

Un caso reciente que recordó Monzón se dio a finales del año pasado. La joven, de unos 15 años, logró escapar de su captor que la llevó a uno de los locales de la zona y pidió ayuda a gritos a los guardias de la Terminal, quienes denunciaron el caso. La adolescente finalmente fue devuelta a su familia, que era del interior. En este caso, la joven pudo escaparse. 

Para la comisaria Marina Franco, de la Unidad Antitrata de personas y Delitos Conexos de la Policía Nacional, el problema radica en la falta de seguimiento de la Municipalidad de Asunción o de Lambaré para hacer el cierre de estos locales, una vez que se hacen las intervenciones. Según relató Franco, en varias oportunidades ya hicieron intervenciones en los burdeles que operan en Cuatro Mojones, de donde rescataron menores y todo tipo de drogas. Sin embargo, los locales siguen operando un par de días después como si nada hubiese ocurrido.

“Acá no se hace un seguimiento para ver cómo continúa el caso de los locales que son intervenidos. Un día después de que se hacen las intervenciones, todo sigue funcionando en forma normal y nosotros ya no podemos hacer nada al respecto. Para hacer las intervenciones tenemos que pedir por nota que los funcionarios municipales nos acompañen por las noches. Tuvimos casos en los que intervenimos pero coincidentemente, justo ese día el dueño del local no estaba, es todo un tema”, señaló Franco.

El esquema que involucra la trata de personas, al parecer, es muy grande. Fuentes policiales aseguraron a ABC Color que el sistema funciona desde hace años e involucra a guardas de ómnibus que van al interior, agentes policiales y hasta en algún momento a funcionarios de la propia Terminal, desde donde se “colocan” a las menores en diferentes locales nocturnos. En efecto, actualmente hay un guarda de una empresa de transporte que está imputado en el caso de la niña de 12 años que logró escapar de "La Tablita", un local de los suburbios de Cuatro Mojones y que muestra síntomas de haber sido abusada. 

La situación de la Policía también es un elemento a tener en cuenta en toda esta historia. Las mujeres trabajadoras no denuncian por temor a represalias y desde las organizaciones no tienen pruebas contundentes contra agentes policiales, pero lo concreto es que en el ambiente se habla de efectivos policiales que -vestidos de civiles- extorsionan a las mujeres trabajadores y a los dueños de los locales. Para las autoridades policiales, todo es “simple chismerío” sobre estos asuntos, porque no hay denuncias concretas ni detalladas. No obstante, es casi como un secreto a voces que la extorsión policial forma parte también del engranaje que permite que funcione toda esta estructura.

“La trata interna de personas es grande, eso como una bola de nieve que no se ve”, afirmó Monzón. Recordó que, además de la joven de 16 años, rescataron a otras dos menores de edad que estaban deambulando por la Terminal en este mes. “Rescatar tres menores en apenas un mes te da la pauta de que la situación es realmente complicada y peligrosa”, indicó la profesional. Lo paradójico del caso es que, mientras desde la Dirección de Género de la Municipalidad de Asunción luchan por evitar que estos lugares sigan funcionando, es la propia Municipalidad la que los habilita, a pesar de todos los antecedentes y denuncias.

Buenaventura Cabañas es de la Asociación de Mujeres Unidas en la Esperanza (UNES), perteneciente a la organización de Mujeres Trabajadoras Sexuales del Paraguay, y habló con ABC Color sobre la situación de las mujeres que viven en los burdeles de Cuatro Mojones. Lo primero que resaltó Cabañas fue la situación de extrema precariedad en la que trabajan las mujeres en el lugar. “Lastimosamente, las compañeras trabajan en condiciones realmente poco saludables. No hay control de las autoridades y eso es preocupante”, dijo Cabañas.

Señaló que, como vocera de las mujeres trabajadoras sexuales, las mujeres que trabajan en la zona le dicen que no se sienten explotadas, aunque sí requieren mejores condiciones para trabajar. Agregó además que la situación de los menores de edad es una preocupación constante, ya que hay menores de edad que van como clientes así como para trabajar. “Todo es por la falta de control de las autoridades. Hace rato que venimos pidiendo que se trate con dignidad a las compañeras, que se hagan los controles para evitar menores y que se tenga mejores condiciones para trabajar”, indicó la mujer.

Las historias trágicas, los casos de abuso y la trata de personas en la ruta de los burdeles se ocultan bajo el manto de la impunidad de las autoridades municipales y judiciales, que nada hacen por cambiar esta realidad. 

abenitez@abc.com.py 

Fotos: Raúl González y archivo ABC

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