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El arte de la pintura se traduce como la representación gráfica a través de la mezcla de pigmentos, definición que no varió con la evolución de ésta, pues en la digital también existe esta combinación.
Samuel Araya, de 35 años, artista paraguayo, desde temprana edad está inmerso en el mundo del arte. Así, sus inicios fueron normales como el de cualquier niño que encuentra una hoja de papel, un lápiz y comienza a dibujar. A los 3 años “dibujaba dinosaurios, robots y una araña” y en lo profesional “fue con zombis y monstruos. Una progresión completamente natural, desde luego”, dijo en una entrevista realizada vía correo electrónico.
Al ser consultado sobre cómo fue el inicio de su experiencia con la pintura digital respondió: “Pensé que era más fácil que pintar con técnicas tradicionales”, pero su deseo de experimentar comenzó porque “nos cortaron el cable en casa y no había mucho que hacer excepto mirar los canales abiertos, así que era experimentar con la computadora o drogarme”.
“La pintura digital resulta igual de complicada que la tradicional, por lo menos dispersé mi visión folclórica del medio. Rescataba la inmediatez y el control de trabajar en la computadora”, indicó. Añadió que “hoy en día estoy más preocupado por dejar de controlar lo que sucede durante el proceso creativo y en dejar de pretender que las cosas se resuelvan inmediatamente”.
Dentro de sus primeros pasos en la pintura digital, Araya fue autodidacta por mucho tiempo, luego ingresó a una universidad local para estudiar Diseño Gráfico, lo que no le sirvió de mucho, a excepción de algunas materias que aportaron realmente conocimientos para su formación.
En 2011 tuvo la oportunidad de crecer más cuando fue beneficiado con una beca para estudiar en una Universidad On-line The Art Department, donde pudo conectarse con personas con una vocación y pasión hacia el arte. “Tuve oportunidad de tener clases con muchos de mis artistas favoritos, como Rick Berry, George Pratt y Jon Foster; también tuve la suerte de tener profesores que realmente estaban apasionados con la idea y vocación de enseñar”, expresó.
Así como los libros le sirven de inspiración, también indicó que las pesadillas son una fuente inagotable de ideas para crear sus pinturas que, dependiendo del formato y la complejidad que tienen, puede tardar en terminarlas desde una hora hasta tres semanas. Acerca de la duración en el proceso de elaboración de sus obras, expresó que no toma mucho en cuenta el tiempo y rememoró que en una ocasión alguien le dijo que “el tiempo es un círculo plano”.
“Pero cuando mi gata se perdió, solo podía pensar en lo mucho que la extrañaba y no en un círculo”, ironizó.
Siguió diciendo que –según leyó– “hay tribus antiguas que no manejan la idea del tiempo en su lenguaje, que efectivamente para ellos todo existe en un constante ahora. Qué idea más hermosa”.
Samuel se convirtió en el primer artista paraguayo cuyas creaciones fueron publicadas en la prestigiosa revista anual de “Spectrum: The best in contemporary fantastic art” (La mejor en arte fantástico contemporáneo).
“La primera vez que envié mis trabajos para ser considerado en "Spectrum" fue en el año 2006, si mal no recuerdo; fui aceptado de entre una lista impresionante de artistas, después de eso simplemente me olvidé completamente que existía”, explicó.
Ocho años más tarde, “en el 2014, decidí volver a entrar en la competencia, que creció de manera gigantesca, con más de 5.000 participantes de todo el mundo. Salí seleccionado de nuevo, y de nuevo este año”, resaltó.
Las obras de Araya fueron publicadas dentro de las páginas de Spectrum en los números 21 (2014) y 22 (2015), junto con otros artistas internacionales.
Araya comentó que hace más de 10 años sus obras están siendo publicadas tanto en el mercado nacional como en el internacional, principalmente en este último. Sus creaciones están más inmersas en el medio editorial, con producciones publicadas en libros. “Cosa muy importante para mí, porque amo los libros y son una gran fuente de inspiración. También hice portadas para discos de bandas como Cradle o Filth, Elvenking, Saboath”, describió.
Sobre su trabajo señaló que le “encantaría trabajar más a menudo en el mercado nacional, pero las políticas de pago y contrato de las empresas tendrían que cambiar”, mientras que las galerías son la excepción y “puedo expresar mi más profundo respeto, y no tienen nada que envidiar a nadie en el mundo con respecto a su calidad y profesionalismo”.
La primera exposición que el artista tuvo fue en el Museo del Barro, de manera solitaria. El año pasado también mostró sus obras en las galerías nacionales “Monocromo” y “El Contenedor”. “Producir obras de carácter más personal es mi objetivo inmediato y espero poder exponer este año de nuevo en Paraguay”.
Agregó que por el “momento tengo dos muestras confirmadas en Seattle, Estados Unidos, donde tengo la suerte de tener mi obra representada por ‘Krab Jab Studios’ y un par de curadoras de mucha estima para mí”.
La forma en que Samuel Araya encontró la puerta abierta para ingresar al campo profesional fue un tanto peculiar, pues “estaba sentado –esperando– en mi casa, pensando en cómo odiaba la idea de ser un diseñador gráfico, estudiar cuatro años para tener dinero […] Abandoné la carrera, decidí armar un porfolio de ilustración, un par de e-mails más tarde y horas después ya tenía mis primeros encargos”.
En nuestro país se puede vivir del arte –y lo dicen ya numerosos artistas de nuestro medio– y para toda esa “gente que dice que ‘en Paraguay no se puede vivir del arte’, como si cruzar la frontera sea una cura mágica para la falta de dedicación”, expresó sobre el punto.
“No se puede vivir del arte si no tenés la disciplina, la voluntad y la fortaleza emocional para tomar un compromiso sin admitir retorno”, añadió reflexionando. Esa persona que tiene ganas de estar dentro del arte y tiene ideas para aportar tiene todo a mano actualmente. “Hoy en día toda la información que necesitás, desde contratos, cómo contactar clientes y hasta aprender a pintar está disponible, gratis y legal”, explicó.
Nunca los artistas tuvieron tantas herramientas para elegir y con las cuales puedan difundir su obra, como lo es internet y dentro las redes sociales que al final son utilizadas al final para cosas sin sentido y no para fines que puedan ser de suma utilidad y abrirnos puertas y fronteras.
Fotos: Gentileza de Samuel Araya