La otra cara del petróleo

La transparencia en el negocio del petróleo no es una cualidad para muchos países que flotan entre los más corruptos del mundo. Detrás de la industria, existen altos índices de pobreza y violación de derechos humanos.

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Cuando en noviembre de 2012 las noticias anunciaban las declaraciones del presidente Federico Franco de que una empresa internacional, “President Energy”, sería la encargada de buscar petróleo en el Chaco, a muchos se les habrá pasado por la mente un cálculo práctico y sencillo sobre las riquezas y logro que puede significar para el Paraguay dicho emprendimiento.

Declaraciones dadas por el presidente, ministros y técnicos involucrados, sostenían en algún sentido que la calidad de vida y la posición económica externa del Paraguay serían distintas ante la probabilidad de encontrar hidrocarburos, hasta se mencionó que seríamos "potencia".

Esta es una premisa que lógicamente nadie se atrevería a negar por lo que ello significa en un país subdesarrollado como el nuestro. Ahora bien, en un esbozo analítico-comparativo con respecto a otras regiones pobres donde se ha encontrado petróleo moviendo altos porcentajes de dinero: ¿estos han salido de su situación de pobreza gracias al “petróleo”?  ¿Es sinónimo de progreso económico y que su resultante (la riqueza monetaria) se refleja equitativamente en todos los actores sociales?

Desde el descubrimiento de petróleo en la década de 1960, Nigeria se convirtió en el primer productor de petróleo del África subsahariana. Actualmente, el país exporta aproximadamente 2 millones de barriles por día y es el séptimo productor de crudo en el mundo.

Sin embargo, algunos informes de ONGs internacionales revelan que entre el 60 al 80% de los ingresos del petróleo van a parar a manos de los gobernantes y sus colaboradores más cercanos, donde el dinero nunca llega a la población más necesitada.

La extracción de petróleo y gas natural en Nigeria significa la riqueza de unos pocos y la desgracia de muchos. Un 70 % de sus habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza, generando un escenario desastroso gracias a la industria de hidrocarburos.

Aministía Internacional, sostenía que el petróleo mantiene a gobiernos corruptos en África, garantizándoles su permanencia en el poder con la intimidación creando una gran desigualdad social.

El suministro de crudo podría ser claramente la salvación, pero para esto, es necesaria la creación de mecanismos que garanticen una óptima utilización y distribución de los recursos. El día de mañana, si se llegase a descubrir efectivamente la existencia y posterior comercialización de petróleo en el Chaco, debe haber herramientas que garantice que Paraguay no sea seducido aún más por la corrupción.

Cabe recordar que el Índice de Percepción de la Corrupción en 2012 posicionaba entre los más corruptos del mundo a Paraguay, con solo 10 puntos por encima incluso de Nigeria y Venezuela que también es uno de los principales productores del crudo.

Por tanto, garantizar que el negocio del petróleo no sea una amenaza aún más grave para la ya manchada transparencia de nuestro país, será un desafío de los gobernantes que solo se sabrá cuando los resultados de la exploración estén a la vista.

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