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El 5 de noviembre de 1605 Guy Fawkes, un católico inglés, planeó un atentado junto con otros de su misma religión en un país de mayoría anglicana desde que Enrique VIII decidió apartarse de Roma. El objetivo ese día era destruir las casas del Parlamento inglés, a la vera del Támesis y a la larga, matar al Rey Jacobo I. Fawkes fue juzgado y colgado por traición el 31 de enero de 1606.
Desde entonces, casi todos los 5 de noviembre, por la noche, se realiza la llamada “Noche de Guy Fawkes” en donde un muñeco que lo representa se llena de explosivos y fuegos artificiales para “destruir al traidor”. Es una especie de “Judas Kái” en la tradición local e inclusive pudo haber tenido su origen en una festividad española de hace cuatro siglos.
Muchos de los contemporáneos conocen la máscara de Fawkes por tres motivos: el más lejano es el cómic o novela gráfica de los ‘80 “V de Venganza”, de Alan Moore y David Lloyd en donde una especie de superhéroe revolucionario llamado “V” usa los principios de Fawkes en un presente distópico mientras varios líderes fascistas comandan Inglaterra.
Esta novela gráfica fue llevada a la pantalla grande tal en el año 2005 con las actuaciones de Natalie Portman y Hugo Weaving. Esta tal vez es la razón más importante de su fama. Los creadores Moore y Lloyd rechazaron la adaptación porque consideraron que la Warner Brothers cambió la esencia en el guión y “suavizó” la violencia.
El tercer motivo es la ola de indignación tras la filtración de los cables de WikiLeaks, en 2010. La máscara comenzó a usarse en las manifestaciones a favor de Julian Assange y entre los miembros de Anonymous y Occupy, en sus diferentes filiaciones.
El diario inglés Telegraph publicó el pasado sábado una entrevista con el director del colegio San Pedro, del cual formó parte Guy Fawkes. En una reivindicación de su figura, Leo Winkley, el director, pidió que se deje de quemar la simulación de la figura de Fawkes porque se ha convertido en una “marca global”.
“A pesar de que la historia vinculada a la hoguera es horripilante, ese día se ha convertido en un día de diversión. Es hora de avanzar y dejar su espíritu en paz”, dijo Winkley al Telegraph. La razón principal argumentada es que este hecho – la quema del muñeco Guy – puede fomentar la intolerancia religiosa. También remarcó el poder que tiene Fawkes de dividir.
“Es discutible si él (Fawkes) era un luchador por la libertad o un terrorista. Los que sostienen que él era un luchador por la libertad dirían que él creció en una época en la que el 1% de la población era abiertamente católica y que, por tanto, era parte de una minoría perseguida”, manifestó.
“Por otro lado, nadie podría aprobar el acto de intentar hacer estallar el instrumento de la democracia. No se lo puede tolerar incluso tras 400 años. Se podría argumentar que él es un icono de la naturaleza compleja y deficiente de los seres humanos”, siguió Winkley.
Fawkes representa la figura del antihéroe, tan en boga en los últimos años de globalización de de ampliar difusión de información a través de internet. La máscara de “V” y Guy Fawkes pueden considerarse un ícono mundial de la generación nativa digital contra los sistemas gobernantes o una rabieta de la moda. Lo cierto es que muchos lo recordarán este jueves.