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Marcelo Wagner, titular del Ferrocarril, reconoció que en muchas ocasiones la búsqueda de tesoros generó enormes daños en la estructura de varios patrimonios de gran valor.
Reconoció que el único caso conocido en que un explorador siguió los canales correspondientes antes de remover la tierra es el del abogado Wilson Samudio, quien solicitó formalmente la autorización para ingresar a un área de influencia de la institución estatal.
“Nunca nadie pidió permiso para ingresar a las estaciones a buscar tesoros. El único hasta ahora es Wilson Samudio. El caso es bastante novedoso, por así decirlo”, refirió.
Señaló que la modalidad de los exploradores clandestinos es aprovechar la oscuridad de la noche o incluso la complicidad de los propios lugareños para ingresar, cavar grandes pozos y luego dejar el lugar en estado lamentable.
No solo las estaciones resultan dañadas, sino la zona de las propias vías, donde remueven la tierra, lo que incluso pone en peligro un eventual proyecto de restablecimiento del trayecto del ferrocarril, según explicó.
Citó un último caso registrado entre fines de abril y principios de mayo de este año, en la zona de Isla Valle, Areguá.
“Encontramos un pozo de seis metros de profundidad por cuatro metros de ancho en una zona”, relató.
Al indagar, los propios vecinos confirmaron que un equipo de buscadores se instaló en el lugar con una retroexcavadora.
Informó que el caso fue puesto a conocimiento de la comisaría local, aunque no hay muchas pistas sobre los responsables.
Wagner recordó otros casos de destrucción del patrimonio a causa de la fiebre de la plata yvyguy.
Comentó que en la estación de Luque se descubrió un gigantesco pozo, pese a que supuestamente había un encargado en el sitio.
“Se le alquilaba a una persona el lugar. Después esa persona desapareció. Cuando fueron a ver por qué no aparecía, se descubrió un pozo gigante dentro de la estación”, detalló.
Señaló que ni los vecinos tienen datos sobre el paradero de este hombre.
“No sabemos si sacó algo o no, pero de que se estuvo buscando algo ahí, eso sí”, refirió.
Otro caso “emblemático” para el Ferrocarril hace referencia a la estación de Ybytymí, donde fueron más allá y destruyeron las gruesas paredes del recinto.
“Esa estación se vio muy afectada. Le generaron un daño estructural porque buscaron en las paredes. Como las paredes son anchas, hicieron agujeros creyendo que adentro había algo”, refirió.
Wagner consideró llamativo que los buscadores, quienes en la mayoría de los casos se guían por las historias sobre tesoros ocultos durante la Guerra de la Triple Alianza, hayan apuntado al establecimiento de Ybytymí, construido mucho después de la contienda.
“Imaginate la torpeza de esta gente. Cavan hasta en un lugar donde históricamente nunca se pudo enterrar nada”, manifestó.
La estación de Paraguarí tampoco se salvó de los buscadores clandestinos. “Ahí tenemos un centro cultural, pero una de las habitaciones no se puede habilitar porque levantaron todo el piso”, comentó.
Indicó que hay casos en que el nivel de inconsciencia hacia el valor de los patrimonios llegó a tal punto que, además de cavar pozos, saquearon elementos de la estructura, como tejas, marcos y maderas.
El funcionario advirtió que, en caso de ser sorprendidos, los excavadores se exponen a procesos judiciales por las destrucciones y la invasión de una propiedad privada.
“Estos casos se denuncian a la Fiscalía y claro que hay penas para ellos (los buscadores)”, refirió.
Reconoció, sin embargo, que hasta el momento no se conoce casos de personas que recibieron castigos por este tipo de actividades ilegales.
El titular del Ferrocarril comentó que en todo el país aún existen 43 estaciones en pie, algunas en mejor estado que otras.
Como estrategia para revivir estos espacios, la institución impulsa convenios con los municipios a fin de convertirlos en centros culturales.
“De las 43 estaciones, en 16 trabajamos como centros culturales. Así también evitamos el abandono”, explicó.
Reconoció que no se cuenta con suficientes fondos para dotar de guardias de seguridad a todos los establecimientos del país.
“Algunas estaciones están controladas. Otras no”, señaló Wagner.
Indicó que en algunas ocasiones se apela a la ciudadanía para proteger estos sitios históricos, ya que “Fepasa solo no puede”.
“La comunidad también tiene que ser consciente cuando tiene cerca una joya de la historia paraguaya”, exhortó.
Marcelo Wagner consideró que es momento de endurecer las medidas contra los buscadores clandestinos.
Advirtió que, de continuar esta fiebre de leyendas sobre tesoros escondidos, se tendrá excavadores ilegales “a mansalva” próximamente.
“Esto puede crear una psicosis de querer encontrar oro y, a este paso, vamos a destruir nuestro patrimonio”, advirtió.
Expresó su preocupación sobre la creciente aparición de casos como el de Capiatá, donde incluso se destruyó una calle para buscar un tesoro.
“Me da miedo lo que pasó en Capiatá. Sinceramente, esto es una locura. Se genera una psicosis en la propia comunidad por querer encontrar tesoros”, expresó.
Consideró que, además de las ambiciones y fantasías, se debe considerar el valor histórico de las estaciones del Ferrocarril.
“Esto (la historia del plata yvyguy en las propiedades del Ferrocarril) es algo al que hay que darle capítulo final. Yo soy antibuscador de tesoro. Esta gente daña mucho el Ferrocarril.”, finalizó.