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Cerca de cumplir dos décadas de vida, alcanzaron la popularidad en la década pasada cuando dieron a luz temas como “Campanas en la noche”, “Brujería” y “Silencio” –todos convertidos en hits regionales– en aquel “Armando Camaleón” (2004).
A nueve años de esa explosión, Los Tipitos regresan con “Push”, un álbum en el que decidieron recuperar las riendas creativas de su propio sonido.
Así lo explica Walter “Willy” Piancioli, vocalista y tecladista de la banda, quien volvió al rol de productor artístico, como en los viejos tiempos.
La idea surgió espontáneamente, dice Piancioli. “Yo tenía muchas ganas de hacerlo y me acuerdo que tomé la decisión de plantearlo, así, deliberadamente. Yo ya venía produciendo a otros grupos y tenía ganas de producir mi propio grupo, de autoproducirnos”, confiesa.
Y no tarda en reconocer la dificultad que tuvo al enfrentar el proceso. “Es muy difícil a veces tomar distancia, tener perspectiva. Tuve que hacer todo un trabajo mientras ensayábamos. Grabar mi parte, grabar batería y bajo –que es lo primero que grabamos, y lo más caro también de grabar–. (…) Fue todo un aprendizaje para mí. Si bien lo disfruté muchísimo, fue un año bastante largo, de muchas horas en la sala de estudio”, reconoce.
Para trabajar las canciones, Willy decidió testearla con sus afectos. “Tuve que hacer un trabajo de tomar distancia, de mostrar las canciones a mi mujer, a mis amigos; como testear también a ver qué pasaba. Tratar de tener cierta perspectiva, de escuchar mucho a los chicos, sus inquietudes”.
En total, fueron catorce los temas que eligieron entre todos. “Los cuatro fuimos la columna vertebral del disco”, asegura.
La experiencia, para Willy, aportó un aire fresco a las canciones. “Esta vuelta a laburar solos en la sala, de darnos ciertos lujitos –medio caprichosos por ahí–, pero esa libertad de poder volver a grabar las canciones le dio un aire fresco a la banda y una especie de volver a los orígenes”.
La búsqueda de experimentación es una constante en el álbum. “Está reflejado en el disco, explorar estilos, como el reggae. Y convocar a Los Pericos, que tuvieron la entereza de participar, y nos dimos el gustazo de tenerlos a toda la banda en el disco. Tenemos a Walter Ríos con su bandoneón, el trío y la guitarra española, así como Ale Sergi, de Miranda. Nos dimos ciertos gustitos. ¡Grabamos cuerdas de verdad!”, agrega el músico.
Sobre las colaboraciones, manifiesta que fueron convocando a medida que les parecía que las canciones requerían de un invitado. “Pablo (Tevez) nos decía: ‘Me suena que Ale Sergi tiene que estar’. Nos comunicamos: enseguida nos pidió el multitrack; le enviamos, grabó la voz, los teclados. Hacemos lo que nos sugiere la canción”, dice, satisfecho de compartir con invitados que hacen “algo que esté bueno y que le sume realmente”.
¿Qué 20 años no es nada? “¡20 años es un montón de tiempo!”, dice el vocalista de la banda, como contradiciendo al tango de Gardel y Le Pera. “Ha pasado de todo, ¡imaginate! Hemos superado algunos inconvenientes personales, obviamente; como todo grupo humano de amigos, ¡casi se transforma medio en un matrimonio! Tu grupo es como tu vida. ¡Los veo más a los chicos que a mi mujer!”, dice, entre risas. “Convivimos, estamos todos los días juntos. Más que nada, esto de haber puesto las cuestiones grupales por sobre las personales. Es algo que todo grupo humano debería hacer para permanecer”.
Entre las nuevas canciones, Willy menciona “La ley de la ferocidad”, inspirada en la novela del mismo título del escritor argentino Pablo Ramos. “Un gran escritor, tiene varios libros editados. Por suerte cuento con su amistad, porque a raíz de la canción lo ubiqué. ¡Y vive a 10 cuadras de mi casa! Nos hicimos muy amigos. Es muy lindo tener amigos admirados, es una gran cosa”, comenta.
“Push”, esa palabra casi onomatopéyica que da nombre al disco, se remonta a una anécdota de los primeros tiempos de la banda proveniente de Mar del Plata.
“Viene a significar una voz de empuje… Es una palabra que nos decía un asistente nuestro en una gira en el año ‘92, en la Costa Atlántica nuestra. El bondi (colectivo) que habíamos alquilado para hacer la gira se quedaba todo el tiempo, entonces uno de los asistente nos decía: ‘Push, Tipitos, push’… y nos pareció un autohomenaje a toda nuestra trayectoria, este tiempo que estamos juntos”.
Mientras la banda presenta el álbum en Argentina, tienen tiempo para recordar a sus fans paraguayos y dar a conocer sus deseos de volver al país. “Me acuerdo de haber conocido Asunción; era una cosa que a uno le queda medio en la fantasía, cuando te hablan mucho de una ciudad, hasta que no la ves y no estás ahí… Fue muy lindo, hemos tocado en algún programa de televisión y después tocamos en un festival punk. Me acuerdo que sonaba mucho ‘Brujería’ en esa época. ¡Tuvimos un grato encuentro, y ojalá volvamos!”.