El sueño de jugar en el Real

Fomentar los valores inherentes a la práctica deportiva, utilizándola como herramienta para una educación integral, ese es el principal objetivo del “Real Itauguá”, la escuela sociodeportiva que la Fundación Real Madrid tiene en nuestro país.

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Las manecillas del reloj indican que faltan algunos minutos para las 09:00. En los caminos del barrio Tres Fronteras de la ciudad de Itauguá, ubicada a unos 35 kilómetros de Asunción, unos cuantos niños llenan de algarabía la tranquila mañana.

En grupos compuestos por niños de diferentes edades, y estatura, van caminando parsimoniosamente entre risas y bromas. Al escuchar el sonido de un automóvil que se acerca, abren paso y saludan: “Buen día profesor”.

Otro grupo ya espera sentado frente al nuevo complejo deportivo recientemente inaugurado. Se ponen de pie y se acercan a saludar a dos hombres vestidos con camisetas del Real Madrid que acaban de llegar luego de poco más de una hora de viaje desde la capital.

Los niños son alumnos de la escuela sociodeportiva “Real Itauguá”, que cuenta con apoyo de la Fundación Real Madrid, vinculada al club “merengue” de la primera división del fútbol español.

Los adultos son Jorge Valdez y Ramón Rojas, coordinado y entrenador –respectivamente– del proyecto.

“Estos chicos toman muy en serio cuando hay día de práctica”, relata Rojas. Acto seguido levanta la mirada y expresa: “Fijate nomás vos mismo”, de manera casi instantánea aparece un grupo de pequeños no mayores de 8 años que se abren paso siguiendo un camino que atraviesa un yuyal más alto que ellos mismos.

Valdez relata que la iniciativa tuvo su inicio cuando en 2010 representantes de la ONG española CESAL llegaron al país de manera sorpresiva para ver los avances de algunas obras que estaban apoyando.

La idea inicial era crear un Centro de Formación Profesional en la zona. Cuando llegaron para ver el estado del proyecto, se encontraron con la obra en marcha y quedaron sorprendidos.

Ante esta situación dieron a conocer a los responsables de la obra la posibilidad de traer un nuevo proyecto. Esta vez la Fundación Real Madrid estaría vinculada. La respuesta positiva no tardó en llegar.

De acuerdo a lo que se puede leer en su página web, la Fundación Real Madrid es una organización sin fines de lucro a través de la cual el club español que lleva el mismo nombre “hace efectiva su responsabilidad social corporativa y desarrolla sus fines de carácter social y formativo. En este sentido el Real Madrid, con carácter anual, procede a efectuar una donación a la Fundación para el desarrollo de sus actividades”.

Cuenta con el apoyo de empresas y aportes de socios del club “merengue” para desarrollar sus actividades que giran en base a cinco ejes principales: el fomento del deporte, formación deportiva para el desarrollo de valores, proyectos sociales, cooperación internacional y actividades institucionales.

Luego de meses de negociaciones, la escuela sociodeportiva se puso en marcha en junio del 2011. El primer gran inconveniente fue la falta de un lugar para las prácticas. Se buscó ayuda de la Municipalidad de Itauguá, pero nada se consiguió.

Ante esta situación una antigua cantera fue el sitio elegido para dar inicio a las prácticas con los chicos, recuerda Valdez. El sitio fue limpiado y aplanado para comenzar con los primeros chicos del proyecto.

Durante seis meses, la cantera sirvió como lugar de práctica. Tiempo después se vieron en la necesidad de cambiar nuevamente de lugar y eligieron una plaza pública, hasta que finalmente en enero de este año se inauguró el pequeño complejo deportivo en el que actualmente se realizan las prácticas.

“Se construyó con apoyo internacional y una contrapartida local. La contrapartida nuestra es mayor. No te puedo hablar de montos pero te puedo decir que la contrapartida nuestra es mayor. Es el único en Sudamérica, de los que trabajan con el Real Madrid, que tiene un local propio”, manifiesta Valdez.

Valdez destaca que el trabajo no solo consiste en las prácticas de fútbol, sino que esa es una pequeña parte apenas.

“Es introducir al chico a una dinámica. Estamos trabajando en una zona humilde, en donde hay mucha necesidad. Son chicos de padres separados, de padres alcohólicos, que viven con los abuelos. Es una zona bastante sensible en lo familiar”, explica.

“Ellos necesitan ser formados, educados en valores. Al principio se perdían cosas, a un año y medio de trabajo fuimos erradicando eso. Aprendieron a respetarse entre ellos. Es un tema educativo del día a día. El trabajo es social, integral”, agrega.

Valdez indica que la situación de los chicos obliga a tener mucho cuidado para el desarrollo de los trabajos físicos. Es que en la mayoría de los casos, los que practican son de un asentamiento vecino y en varias ocasiones llegan a ir sin siquiera desayunar.

“Nosotros le miramos mucho a los chicos y nos damos cuenta cuando el chico está mal. Entonces lo apartamos, le damos un yogurt, algún jugo, hablamos con él. Le alimentamos y después de un rato le llevamos a la cancha”, asegura.

El margen de edad establecido a priori era de 9 a 17 años, sin embargo con el transcurrir de los días se dio una “invasión” de chicos de 7 u 8 años por lo que se decidió reducir la edad mínima.

“Es libre. No hay ningún requisito de que los chicos tengan que tener ciertas habilidades. Vienen chicos que todavía no saben cómo patear una pelota, que no saben correr”, afirma Valdez.

“En realidad la idea es que el fútbol sea un gancho para insertar al chico en el programa del Centro de Formación Profesional, a los adolescentes particularmente. El programa va unido. El chico que no está estudiando le empujamos a que por lo menos un título de mando medio tenga”, asevera.

Valdez agrega además que la Fundación no ficha a los chicos para que los mismos formen parte del registro del Real Madrid. “El trabajo es independiente, si algún día uno de estos chicos sobresale en el fútbol estaremos orgullosos”, acota.

Ramón Rojas es el encargado de los entrenamientos. Lleva varios años trabajando en la formación de pequeños que sueñan con sobresalir en el fútbol por lo que la experiencia le acompaña.

Rojas explicó que durante los entrenamientos se realizan trabajos para el desarrollo físico y motriz de los alumnos. “En muchos casos solo quieren jugar fútbol y a veces se enojan pero tienen que aprender a correr bien, a girar, a saltar primero”, manifiesta.

Las altas temperaturas no son un factor ajeno a los trabajos de la escuela, que si bien tiene su local en campo abierto y se atenúa el calor, todavía se siente con mucha fuerza. Por lo que cada diez minutos las tareas se suspenden para la hidratación y después seguir adelante.

El local de la escuela sociodeportiva y el Centro de Formación se encuentra a más de tres kilómetros de la Ruta II Mariscal Estigarribia por lo que el acceso es el principal problema para que más jóvenes puedan llegar hasta el lugar.

“Estamos en negociaciones con la gente de la Municipalidad a ver si conseguimos algún transporte para los chicos, por lo menos hasta la ruta”, sentencia Valdez.

Luego de dos horas de trabajo, la práctica llega a su fin. Los chicos corren a las duchas a refrescarse un poco y lentamente se dirigen a sus casas por los mismos caminos por los que llegaron con la sonrisa dibujada en el rostro y con la mente cargada de la ilusión de algún día poder llegar a ser como los grandes ídolos del Real Madrid a los que hoy ven por televisión. El paso del tiempo lo dirá.

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