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Dos especialistas de referencia del Ministerio de Salud, el doctor Jorge Sosa Franco, ginecólogo y director de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, y la licenciada María Gladys Méndez, psicóloga clínica del Hospital San Pablo, dependiente del Programa de Salud Mental de la cartera sanitaria, nos brindaron los datos precisos que son necesarios de conocer este fenómeno que aún se considera algo “poco creíble”, en materia científica, pues lo más fácil de pensar es que es “producto de la imaginación”, de la mujer que lo padece.
Sin embargo, lejos está de ser un fenómeno solo producto de una creencia sobrenatural, sino que es una condición en la que tanto la mente como el cuerpo están muy involucrados, pues la persona de verdad cree encontrarse en gravidez, a tal punto que transmite al cuerpo todas las sensaciones y síntomas propios de un estado gestacional.
El doctor Sosa primeramente define al embarazo psicológico como una condición rara en la cual una mujer tiene prácticamente todos los síntomas del embarazo, y manifiesta que se encuentra catalogado como “un disturbio fisiológico que tiene directa relación con el afecto”. Señala a su vez que es la afección sicosomática más angustiosa de la cual se tenga registro en la literatura médica.
Por su parte, la sicóloga María Gladys Méndez especifica cuáles son los factores que provocan normalmente este curioso trastorno, y quiénes son las pacientes más propensas a padecerlo. Algunas de estas son “mujeres demasiado mayores para concebir, jóvenes que no desean quedar embarazadas y viven constantemente con el miedo a que ocurra, chicas que creen que su pareja las dejará si no logran tener un hijo o también aquellas que han sufrido depresión o psicosis”, explica la licenciada.
Otros grupos de pacientes que pueden padecer una pseudociesis son las mujeres que han padecido abortos espontáneos y aún no han tenido hijos, aquellas que se encuentren cerca de la era de la menopausia, otras que no saben aceptar las críticas o los enventos indeseables, chicas que sufren presión social o familiar para quedar embarazadas, o las que se encuentren en pareja con una persona estéril.
El doctor Jorge Sosa relató una de sus experiencias con una paciente que padecía de un embarazo psicológico. “Tuve un caso particular con una joven que era adolescente y estaba en pareja con un chico del barrio. Ella ya tenía una falla de sangrado menstrual de aproximadamente 14 semanas además de los síntomas clásicos de un embarazo en curso”, comenta el médico.
Agrega que la joven incluso “sentía los movimientos fetales del bebé”, lo que llamó la atención del médico, ya que normalmente eso ocurre a partir de las 20 semanas de embarazo y no antes. “Al palpar su abdomen no pude encontrar un aumento en el tamaño del útero, tampoco a través del examen genital, por lo que pedí una prueba laboratorial de embarazo”, comentó Sosa.
En ese momento ocurrió algo muy curioso, ya que la responsable del estudio preguntó a la paciente por qué motivo su doctor le mandaba a hacer la prueba de embarazo, siendo que a simple vista se veía su situación. “El resultado negativo fue una sorpresa, por lo que posteriormente solicité un estudio ecográfico para evaluar el contenido del útero y evaluar los ovarios. Finalmente le expliqué a la joven la situación y le aseguré que en unas semanas el ciclo mentrual se reiniciaría de manera espontánea”, culminó diciendo el especialista.
El doctor Sosa comenta que el procedimiento correcto para un profesional de su área en estos casos es siempre comenzar descartando o confirmando un embarazo normal en una paciente que esté atravesando un retraso menstrual. Si en este primer punto los resultados son negativos, “el siguiente paso es recoger una buena historia clínica acompañada de un examen físico para saber a qué se puede deber la sintomatología”, precisa.
Finalmente, en el caso de que las causas orgánicas del retraso sean totalmente tachadas, se debe pasar al ámbito psicológico para comenzar a evaluar el deseo de la paciente de tener hijos, así como su situación actual de pareja y a través de este trabajo de análisis, tratar de dilucidar si está atravesando por un estado depresivo o de otra naturaleza similar.
Por su parte, la psicóloga María Gladys Méndez asegura que no es fácil lidiar con una paciente que piensa firmemente que se encuentra con un bebé en su viente. Argumenta que ella tiene la ilusión de estar embarazada y que detrás de ella “también hay toda una familia esperando lo mismo”, puntualizó.
La doctora explica que en estos casos el psicólogo trabaja en sesiones de psicoterapia, pero que en el hospital San Pablo, en el cual ella se desempeña, el trabajo se realiza de forma multidisciplinaria, involucrando además a otros especialistas como ginecólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y otros.
La doctora Méndez especifica los síntomas más importantes de la pseudociesis, muchos de ellos con una directa similitud respecto a un embarazo normal. Algunas de las señales son: náuseas matinales, ausencia de la menstruación, aumento de los senos y del volumen abdominal, sensación de movimientos fetales, producción de leche y ganancia de peso.
La psicóloga clínica incluso señala que hay mujeres que llegan a los hospitales con síntomas de trabajo de parto en curso, aunque increíblemente todo esté solo en su mente. En los casos menos graves las pacientes también tienen antojos típicos de la dulce espera.
El ginecólogo Sosa, por su parte, agrega a estos síntomas los de “ablandamiento del cuello uterino y aumento del volumen del útero, cuyo tamaño varía de 6 semanas a 8 meses, si se asocia con fibromas y signos de congestión”. Las pacientes incluso pueden llegar a dar positivo a pruebas de embarazo, según el profesional.
Según el profesional, las únicas tres señales que no se presentan en el embarazo sicológico son: el latido del feto, la visibilidad del mismo a través de ultrasonidos y obviamente el parto.
En cuanto a la expectativa de recuperación, el doctor Sosa explica que normalmente luego de una conversación médica, en la cual se le deja en claro a la paciente la razón de los resultados negativos de manera sensible y compasiva, los síntomas disminuyen significativamente. El ginecólogo asegura que la mejor manera de mostrar a la mujer la realidad es a través de una ecografía u otra técnica de imágenes.
No obstante, el especialista en salud sexual y reproductiva manifiesta que el apoyo en la psicoterapia es siempre la mejor opción, pero que si los cuadros del trastorno continúan presentándose a veces hay algunos pacientes que deben ser tratados con antipsicóticos. Por último, advierte que si la condición socioambiental que causó el trastorno se mantiene luego de explicado el embarazo psicológico, este puede volver a repetirse.
Aunque parezca realmente sorprendente la posibilidad de que el cerebro humano pueda simular casi de manera perfecta un embarazo real, el doctor Jorge Sosa nos explica las razones científicas que llevan a esto.
El ginecólogo explica que las hormonas juegan un papel súper importante en el marco de un embarazo imaginario. En el proceso hay una disminución de LH y FSH, lo que conduce a una anovulación y por consiguiente a un retraso menstrual o amenorrea. Debido a que la prolactilina y la progesterona se encuentran altas, la lactogénesis, que convierte a las glándulas mamarias en órganos que sacan leche, y el mantenimiento del cuerpo lúteo se ven estimulados.
Otro caso curioso, según Sosa, es el que se da en las adolescentes que comienzan su vida sexual de manera temprana y que, como no tienen aún una regla regular, pueden empezar a obsesionarse con la idea de quedar embarazadas.
La psicóloga Méndez explica que para la ciencia, el trastorno de pseudociesis o embarazo psicológico es un fenómeno descrito científicamente. No obstante, la experta señala que en el Hospital San Pablo, donde le toca desarrollar su campo de trabajo, respetan bastante esta condición.
La especialista cataloga el embarazo psicológico como una situación grave desde la visión de la salud mental, y asegura que normalmente este tipo de trastornos esconde otro tipo de problemas psicológicos o psiquiátricos.
Estigmatizar una condición clínica y al que la padece nunca será la solución, pues cualquier mujer puede verse afectada por este fenómeno. La clave está en aceptar el hecho como algo solucionable con ayuda profesional, y dar el primer paso para acercarse a la resolución del problema: buscar ayuda clínica y psicológica.