Demencia: una etapa que nos espera a todos

Existen patologías neurodegenerativas que afectan a numerosas personas tanto a nivel nacional como mundial. Una de estas es la demencia. Los factores que la causan son varias, pero es una dolencia que deviene con la edad y no tiene cura.

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El doctor Gustavo Báez, especialista en el área de neurología, definió este tipo de dolencia como “enfermedades en que hay deterioro de las funciones celulares del cerebro; es decir, se van deteriorando en mayor o menor medida en cierto tipo de enfermedades”.

Nuestro cerebro consta de dos partes: una alta –el córtex o corteza cerebral– y una baja que maneja los movimientos y las emociones. Son diferentes motivos por los que la primera termina afectada: puede ser porque haya estado predeterminada o por la presencia de proteínas dentro de las células causando daños, lo que se da en la enfermedad de Parkinson.

Dentro de las neurodegenerativas está la demencia, que no es significante de locura, sino una pérdida gradual de funciones superiores. Haciendo una clasificación de esta patología, “tenemos las vasculares, la gente que tiene derrame puede ir afectándole y estas lesiones van matando ya sean las células o la sustancia blanca (son como cables dentro del cerebro)”, explicó.

Puede originarse por: Parkinson, deficiencia de vitaminas como la B12, ácido fólico o bien por hipotiroidismo, que provocan lesiones y el deterioro de conexiones celulares del cerebro. Este daño afecta las funciones superiores cognitivas. Estas manejan la atención, la memoria, el cálculo, la orientación en tiempo y espacio y también la nominación de objetos.

“Cuando hablamos de demencia, siempre hablamos de ‘funciones ejecutivas’. El ser humano es uno de los pocos que tienen la capacidad de jugar a futuro” y, por ende, planifica sus actividades ubicándolas en tiempo y espacio. La patología dificulta el desarrollo de esa práctica.

Esta enfermedad, como ya mencionamos, afecta las funciones superiores cognitivas, que incluyen la atención, memoria, cálculo, confusión temporal-espacial y la nominación de objetos. Cuando la persona pierde la atención, ésta cree que guardó “su monedero” en otro lugar y, al no encontrarlo, dice que le robaron. Esta sería la primera etapa.

La segunda, la pérdida de memoria reciente, sucede –por poner un ejemplo– cuando él o la paciente está en la cocina y deja la comida al fuego porque se le olvida que dejó encendida la hornalla. En muchos casos puede ocasionar un incendio en la vivienda. La disminución de la memoria es muy repetitiva: “El paciente pregunta y después de una hora vuelve a preguntar la misma cosa”, señaló Báez.

Paralelamente a que la persona pierde los recuerdos recientes, accede a los antiguos; es decir, no recuerda lo que hizo hace un momento pero sí, lo que había hecho hace ya años. “Después viene el cálculo. La persona va a la despensa, confunde G. 20.000 con G. 200.000, nunca a su favor, siempre en su contra. Regala su plata”, expresó. Agregó que esto puede detectarse mediante un test de suma y resta que se le practica a los pacientes, donde se le pone muchos números y éste llega a marearse.

En la confusión espacial, la persona no ubica en qué lugar está presente. Posteriormente, “se desorienta en el tiempo, o sea, no ubica el espacio y tiempo y va retrocediendo. Por ejemplo, quiere ir a la casa de su mamá o su primera casa, ya dentro de un estadio más avanzado”, indicó.

Dentro de la cronología, la nominación de objetos también se deteriora. Así, una persona que no padece de esta patología puede reconocer y decir el nombre de alguien con solo observar el cuadrante de los ojos, pero un paciente con demencia es incapaz de relacionar el rostro con el nombre del sujeto al que ve. Para el afectado “hay una semejanza a tal o cual pariente, pero no lo puede reconocer”, señala.

Los trastornos de sueño, depresión, llanto fácil e incluso temor ocasionan que éste se encierre en la pieza y no quiera salir. Pueden aparecer en una etapa final de la demencia y presentarse a partir de los 40 años en algunos casos, o en una edad más avanzada. Lo que sí es seguro afirmar es que no tiene cura, aunque sí es detectable y se puede frenar su avance.

El principal elemento disparador de la demencia es la depresión. “El típico caso: señor y señora, 80 años. Fallece uno de ellos y la pareja enseguida evoluciona un cuadro. Si es que la persona tienen una enfermedad neurodegenerativa, rápidamente ésta avanza”, expuso.

Ante esta situación, el neurólogo explicó que no se puede combatir ese síntoma con medicamentos antidepresivos porque no está demostrado que éstos puedan combatir y frenar la aparición de la demencia.

“Paradójicamente, se ha demostrado que la medicación antidepresiva y los trabajos que se están haciendo no demuestran mucha utilidad preventivamente”, advirtió.

El especialista dijo que el accidente cerebrovascular (ACV) y el Alzheimer –que es un poco más grave– son los principales originadores de la demencia en Paraguay y que existe un número importante de personas que la padecen.

En el caso de que se detecte en su primera etapa, la enfermedad puede ser tratada, si hay deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico (vitamina B9), con la receta de uno de éstos, según haga falta. Esto puede retrasar aproximadamente 10 años el avance de las otras etapas citas anteriormente.

La demencia es detectable. El doctor Báez dijo, sobre la forma, que no hay ningún estudio en laboratorio ni radiológico que pueda demostrar que una persona padezca la enfermedad. Únicamente puede ser detectada a través de un cuestionario clínico denominado Test del Folstein, que consta de 30 interrogantes.

El formulario cuenta con preguntas que permiten definir si el paciente padece o no demencia. Los ítems hacen referencia a la ubicación espacial, temporal e incluso la nominación de objetos, es decir, trabaja principalmente sobre las funciones superiores cognitivas.

Este se realiza porque en numerosas ocasiones, según el doctor Báez, “al paciente –que le trae su familiar– se le hace un interrogatorio porque dice que le están robando”. Lo que indica que la persona está sufriendo la disminución en su capacidad de atención.

La demencia no viene sola, pues trae consigo un trastorno en la persona que cuida a la afectada, denominado “síndrome del cuidador”, y se da cuando “el cuidador termina más enfermo que el paciente muchas veces. Este con el tiempo se vuelve agresivo, puede ser verbal o físicamente, no hace falta que le pegue, que le pinche. Pierde la paciencia”, aclaró.

Esa tensión que sufre la persona que está realizando el cuidado del paciente termina en la mayoría de las veces con cuadros de hipertensión, arritmia cardíaca y trastornos de sueño, es decir, no duerme porque tiene que estar despierto pues está pendiente de quien está a su cargo.

Dicho síndrome no desencadena demencia en la persona que cuida, pues se supone que es alguien más joven.

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