Criar sin violencia es posible

La creencia cultural de que solo se puede educar mediante la violencia es incorrecta, genera rabia y amplía el círculo de la violencia. Por eso, se busca hoy una crianza positiva, que genere seres humanos que aprendan desde la lógica y el cariño.

Un padre fue detenido anoche en Loma Pytã por maltrato infantil hacia su hijo de apenas 12 años. El hombre será imputado y el fiscal pedirá medidas de restricción.
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Existe una creencia cultural de que la conducta que uno desea para los hijos debe lograrse a través del aprendizaje forzado, producto del miedo generado en el individuo como consecuencia del maltrato físico, verbal y/o psicológico. Incorrecta y con consecuencias en la vida de las personas, esta creencia hoy debe ser erradicada, porque criar de manera positiva, sin violencia, es posible y genera seres humanos sanos, responsables, que aprenden buenas conductas mediante el razonamiento lógico y además, porque hay una ley recientemente sancionada que prohíbe todo tipo de maltrato a los niños, niñas y adolescentes.

La licenciada Andrea Pedrozo de Fernández, psicóloga clínica, terapeuta infanto-juvenil y especialista en terapia cognitiva-conductual y terapia familiar, da algunos consejos que pueden ayudar a los padres en una crianza positiva.

1 – Lo ideal es que la pareja, antes de tener, adoptar o acoger un hijo, establezca normas de expectativas y criterios educativos, porque esto permite apoyo y acompañamiento mutuo de los padres. La base de eso es la comunicación, compartir ideas, co-construir la forma en que se quiere educar a los hijos atendiendo el bagaje histórico de cada uno de los componentes de la pareja.

2 – No deben haber contradicciones, contra-órdenes entre los padres, porque los niños y adolescentes son lo suficientemente inteligentes para buscar la aprobación del que tenga menos contexto de alguna situación o sea más débil.

3- No ceder a los chantajes, pataletas o cualquier acción que haga el niño para no cumplir con una pauta que se le dio.

4- Dar instrucciones precisas, concretas, fáciles de entender y acordes a la edad del niño. Por ejemplo si queremos que los niños ordenen sus prendas debemos dejar claro cuáles son los espacios asignados a cada prenda; si se pretende que el niño haga su tarea en determinado tiempo y espacio, deben ser claros acerca de qué tiempo, no caer en “para cuando yo venga” porque el niño puede no tener noción del tiempo o porque el tiempo de regresar a la casa puede variar.

5- Asegurarse de que las pautas han quedado claras y hacerle entender al niño que el incumplimiento de esas indicaciones tienen consecuencias no agradables o pérdidas, como menos tiempo para jugar o no poder ver la televisión.

6- Cuando se diga que “No”, hablar con firmeza pero tranquilamente, no es necesario gritar, ni mirar de forma desafiante o presentar una impostura. Se puede establecer un ligero contacto físico, tocar el hombro, tomar el brazo, tomar y sostener las manos al hablarle y mirarle a los ojos al niño.

7- No dar muchas instrucciones a la vez. Esto puede confundir al niño, que puede no saber cuál debe cumplir primero, qué es la prioridad.

8- Dar un tiempo prudencial para que se cumpla la pauta. Si no se cumple reiterar con firmeza, con frases como: Qué fue lo que te pedí que hicieras, cuándo te pedí que hicieras y nuevamente dar el tiempo para que se cumpla. Si no hay resultados se le puede recordar las consecuencias.

9- Si el niño no responde a las instrucciones, acompañar. Por ejemplo, si el niño debe juntar sus juguetes antes de sentarse a merendar se han dado las instrucciones, las reiteraciones pero no hay respuesta, entonces se le puede tomar de la mano, guiarlo hasta el lugar y acompañarlos a que junten sus pertenencias para después volver a la mesa. Es importante que entiendan que ellos no pueden salirse con la suya porque se les ocurre.

10- Constancia. Si hay determinadas normas que cumplir, pero un día el padre y/o la madre llegan más cansados o más estresados y para no discutir dejan que el niño haga lo que mejor le parezca, entonces no habrá coherencia ni claridad acerca de las pautas.

11- Escuelas de padres. Hoy varias instituciones educativas trabajan el concepto de escuelas de padres, donde se consensuan pautas de crianza y conducta entre los padres de los niños que asisten al mismo entorno. Esto es importante porque el primer lugar social al que asiste el niño es la escuela y es ahí donde comienza a medirse. Si un compañero ya tiene televisión, videojuegos en su cuarto y puede usarlos a la hora que quiere, los niños comienzan a cuestionar.

12- Si después de todos los intentos personales y de pareja no se logra la respuesta deseada en la conducta de los niños, se puede acudir a un especialista par buscar apoyo y asesoramiento. No obstante, en opinión de la profesional, toda la sociedad debería capacitarse en nuevas estrategias de crianza, donde se mira a los niños y adolescentes desde una nueva perspectiva en la que se pretende que aprendan en base a una consecuencia lógica.

Pedrozo de Fernández indica que las consecuencias del maltrato físico, verbal y/o psicológico generan –sobre todo- rabia y enojo en los adolescentes, pero lo más grave es que aprenden que mediante la violencia pueden cambiar conductas, ideas y lograr lo que desean.

Si alguien se le dice que es un inútil, esa persona a largo plazo vivirá constantemente tratando de demostrarse y demostrar a los demás que no lo es, buscando la aprobación de los demás para poder estar feliz. Cuando a una persona se le enseña que se le pega porque se le quiere, se le está internalizando la idea de que puede y debe aceptar –por ejemplo- los golpes de su pareja cuando crezca porque esta persona le maltrata por amor.

Finalmente, el círculo de la violencia crece, entre quienes aprenden a obtener lo que desean a través del miedo que generan y entre los que aceptan recibir los golpes porque es sinónimo de cariño. Hoy se busca cambiar esa perspectiva, se buscan personas sanas, física y psicológicamente, capaces de aplicar medidas de resoluciones de conflictos que no sean mediante los golpes, sino mediante el respeto.

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