¿Cómo se cultiva en agua?

La hidroponía es el cultivo de plantas con la utilización de agua en reemplazo de la tierra. Es una técnica que tiene muchas ventajas con respecto a la plantación convencional. Entérese de cómo se logra este método, que ahorra costos, además de agua.

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La hidroponía es un sistema de regadío por el que las raíces de los cultivos reciben una solución nutritiva equilibrada disuelta en agua. Es la producción de vegetales sin empleo de tierra agrícola. Las plantas absorben los minerales esenciales por medio de iones inorgánicos disueltos en el agua, que llegan a las plantas mediante un sistema hidráulico de propulsión, haciendo que crezcan sin estar en contacto con el suelo.

La iniciativa surgió como una alternativa innovadora para la agricultura y en los últimos tiempos es muy utilizada principalmente en la del tipo familiar, aunque ya muchos lo hacen a gran escala.

Algo fundamental es que en hidroponía se puede producir todo el año y se puede cosechar más veces, mientras que en tierra no. Según algunas experiencias, se puede llegar a cosechar hasta nueve veces al año, en tanto que si se hace en el suelo es menor la cantidad de cosechas.

Wilson Sánchez, asesor técnico y experto en cultivos hidropónicos, explicó a ABC Color cómo se logra un cultivo eficiente a través de este método. Se refirió específicamente al tipo NTF (cultivos en agua que circula en caños).

Señaló que la hidroponía es posible ya que, para crecer, la planta no requiere precisamente de ningún tipo de sustrato. “El suelo lo que hace es actuar como medio de anclaje para las plantas. Si tenés un suelo infértil, la planta no crece ahí, entonces lo que la planta realmente utiliza del suelo es el agua o los nutrientes. En ese caso, el agua es el solvente y los nutrientes son los solutos. Lo que se hace en hidroponía es darle ya directamente el agua y nutrientes, que en plantaciones convencionales es lo que busca en el suelo”, dijo como introducción.

En una primera etapa, explicó que se necesita hacer germinar la semilla elegida y para ello se puede utilizar un sustrato o espuma fenólica. Señaló, sin embargo, que en Paraguay, el sustrato es más costoso que la espuma fenólica por planta. Afirmó además que la espuma no tiene ningún tipo de contaminante, lo que el sustrato sí puede contener, además de que puede ensuciar los caños o el tanque.

Continuó diciendo que, por ejemplo, en el caso de la lechuga, cuando se le da todas las condiciones, puede llegar a germinar en apenas 24 horas en espuma fenólica.

El segundo paso consiste en trasladar los plantines a una primera mesa de caños, que deben ser máximo de 50 milímetros, y se espera entre ocho y 15 días, dependiendo de la temperatura y la intensidad lumínica (cuando se hace en invernaderos, esto es fácilmente controlable). El tercer paso es trasplantarlos a un caño más grueso, que sería el definitivo y es en el que se va a llegar a la cosecha. De preferencia, sugirió un tamaño de 75 milímetros. El sistema NTF funciona con una bomba de agua, que preferentemente debe ser accionada de forma automática. Es la que sirve para regar de forma frecuente y uniforme.

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Según recomienda Sánchez, por lo general se recomienda entre 10 y 15 minutos de accionamiento de la bomba, de forma alternada: 15 minutos de riego y otros 15 de descanso. “Ese tiempo que queda sin el agua es para que la raíz pueda oxigenarse”. Explicó que en la etapa del semillero, la frecuencia puede ser más espaciada y menos intensa. “Se riega dos o tres veces por día. Si es invierno, por 20 minutos dos veces al día. Si es en verano, 30 minutos y tres veces al día”, especificó.

En cuanto al agua que se utiliza en el proceso, destacó que una de las ventajas más importantes de la hidroponía es que en promedio se gastan de 70 a 80 litros de agua por una planta de lechuga bajo el sistema convencional. Esto, si el riego es eficiente (si no lo es, se puede llegar a gastar hasta 120 litros para que llegue a la etapa adulta). En cambio, con el sistema hidropónico, se gastan entre ocho y 15 litros de agua como máximo por planta.

La lechuga convencional se cosecha a los 60 y 70 días, mientras que el hidropónico, a los 45 y 50 días. De esta manera, se aprovecha el tiempo y el espacio para un nuevo cultivo.

Según el especialista, tampoco se pierden los fertilizantes. “Si compro un kilogramo de fertilizantes, uso la totalidad en el sistema hidropónico. Con el sistema normal, los fertilizantes pueden perderse, ya sea “fijándose con algún elemento que es tóxico para la planta como cobre o aluminio, o que el fertilizante se indisponibiliza, ya sea por la influencia del PH del suelo, porque no hay suficiente humedad, o porque puse y vino una lluvia de 150 milímetros y lavó gran parte del fertilizante y lo llevó a un arroyo cercano o lo precipita hacia abajo”, señaló.

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Esto, acotó, colabora con el cuidado del medio ambiente, ya que “ayuda a la no contaminación, porque cuando el fertilizante llega al cauce hídrico, por ejemplo, es ya un tipo de contaminación que primeramente modifica la flora y, por ende, también a la fauna de los cauces hídricos y ahí empieza a haber un desequilibrio”.

Prosiguió diciendo que “la planta lo primero que necesita es de la luz, entonces con hidroponía se le puede dar una densidad apropiada, no muy encimada, lo que se controla en el invernadero”.

También se puede modificar la cantidad de agua y los nutrientes, mientras que en el suelo uno no tiene el control de muchos factores. Ejemplificó este punto diciendo: “Si uno le da un riego a la mañana, hay abundante solvente, que es el agua, y poco soluto y al mediodía cuando se calienta el ambiente, hay mucho soluto y poco solvente y la planta no absorbe más y es por eso que se marchita, y eso conlleva a prolongar la cosecha”.

Rodrigo Bazán (23) y Matías Oneto (24) son dos amigos que se dedican al rubro desde hace algunos meses y ya son proveedores de restaurantes en Asunción a través de su empresa llamada Hidroplant SRL. Tienen sus plantaciones en la quinta Ycua Satí, ubicada en Perenciolo Merlo casi Jaime Bestard Nº 2150, en el barrio San Jorge.

Estos emprendedores producen cuatro tipos de lechuga (morada, piratî, uruguaya, arrepollada), rúcula, acelga, perejil, albahaca, espinaca, berro, entre otros, y además de proveer a restaurantes y lo hacen a personas que se acercan a comprar o hacen pedidos.

Los precios de los productos que ofrecen actualmente por mazo son los siguientes: lechuga a G. 4.000; rúcula, G. 4.000; albahaca, G. 3.000; perejil, G. 2.000; cilantro, G. 2.000; acelga, G. 4.000. También ofrecen substrato, semillas y nutrientes al público.

Los interesados pueden comunicarse al (0981) 712-879. Lea más acerca del trabajo que hacen en esta nota: Cultivar el agua

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