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“A la Chacarita no entres con miedo, porque nadie te va a recibir con miedo” es lo que nos dice alguien que, si bien no nació ni creció allí, le dedica varias horas de su vida a ese lugar.
Su nombre de pila es Javier Enciso, pero todos lo conocen como Krosty. En 2014 protagonizó la película paraguaya Luna de cigarras, de Jorge Bedoya, y ese fue su gran despegue como actor. Después de varios proyectos de teatro y participación en videoclips, volvió a la carga con Opus VR, la primera serie paraguaya de realidad virtual, a cargo de Michael Kovich Jr.
Pero más allá de las cámaras y los grandes proyectos de ficción, lo que mayor anhelo le produce por estos días es la escuela de teatro que lleva adelante en el barrio de la Chacarita del microcentro de Asunción.
“¿Dónde lo que está lo criminal de la Chaca en realidad?”, se cuestiona el actor mientras recorremos los primeros callejones del populoso barrio. Allí cruzaremos la casita del recordado actor Rubén Vysokolán y, ya a la altura de Punta Carapã, la valiosa vivienda del creador de la guarania, José Asunción Flores. “Un montón de representantes de la cultura”, sentencia.
Todo empezó en 2015, con la academia de artes marciales del instructor Jorge Torres, sitio que se convirtió en su principal punto de encuentro. Hoy son 17 personas -entre actores y actrices- las que dan sus primeros pasos en el arte de la interpretación de forma totalmente gratuita.
“Es una escuela autoconvocada”, asegura Enciso. “Acá no hay lista, acá no hay mensualidad, no hay ninguna obligación a venir (...) Para mí, es una acción de gracias”, sostiene.
Sin más titulaciones que la buena voluntad, en su primer año de enseñanza trabajan en el monólogo; en el segundo incursionan en cuentos cortos y, finalmente, una puesta de escena más numerosa.
Los pasillos de “la Chaca” llevan los recuerdos de varios audiovisuales rodados allí: desde la reciente Los buscadores -de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori- hasta el documental de la banda de rock Revolber, Un Revolber en la Chaca, dirigido por Luis Aguirre. “Acá se hizo la primera película de rock del Paraguay”, recuerda, con orgullo uno de sus integrantes. “Realmente fue una cosa muy linda para gente que estaba entrando recién, en esa época”, menciona uno de los actores.
Krosty resalta la libertad de creación de aquellos guiones ya filmados. “La Chacarita siempre está abierta a cualquier historia que se quiera contar dentro de ella”, puntualiza. Sin embargo, sus intenciones apuntan a historias narradas desde el punto de vista de sus habitantes. “Lo que estamos tratando de lograr es contar una historia que tenga la identidad del barrio; no de un asunceno extranjero que viene, busca algo y se va”, sostiene.
“Opus lo que cuenta es una historia desde el barrio, sin importar lo que pase en la ciudad, en el sentido de que hablamos de una historia que cuenta lo que pasa en el barrio”, ejemplifica.
Para Zuni Rodi, estudiante de la escuela y además guionista, la actuación es un sueño que comparte desde siempre junto a su hermana gemela. “Es un sueño que tenía con mi hermana desde hace mucho”. Tanto para ella como para sus compañeras, la interpretación va más allá de subir a un escenario y recibir aplausos. “Para mí, actuar es transmitir un sentimiento. De repente también te descargás interpretando los personajes, te podés abrir a diferentes mundos y eso es lo genial de estudiar teatro”.
Sus sueños, además, se expanden a la escritura y realización. “Tengo millones de ideas y, algún día, quisiera que uno de mis guiones sea un gran largometraje”.
“Hay demasiado sentimiento en el teatro”, enfatiza, por su parte, la estudiante Nathali Pattison. “Para mí es el tema de salir un poco de vos (...) Te quedás maravillado con todas las cosas que podés hacer y vos no sabías”.
La falta de un apoyo institucional es la principal preocupación, tanto de Krosty Enciso como de sus alumnos. “El Senado nacional nos declaró de interés cultural nacional este año. Lastimosamente, no pudimos publicar la declaración porque, curiosamente, tenía errores ortográficos”.
Los aspirantes a actores y actrices tampoco cuentan con un espacio físico disponible para practicar sobre tablas. “Fuimos junto a Mario Ferreiro, le pedimos un espacio dentro de la Manzana de la Rivera”. La respuesta final, sin embargo, fue peor. “Después hablamos con Vicente Morales (de ese centro cultural): nos dijo que era imposible, que le íbamos a llenar de chacariteños... que les parecía de muy mal gusto eso”.
Contra los prejuicios del mundo exterior, contra sus propios miedos y la marginalidad. Allí van los verdaderos buscadores de sueños y libretos perdidos. En busca de sus propias historias, las que alguna vez -ojalá muy pronto- puedan proyectarse en alguna sala de cine.
Especial emitido en el programa Antes que Arda (viernes, 21:30; sábados, 12:30) de ABC TV.