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Con un puñado de 13 piezas musicales delicadamente compuestas, Pynandi nos trae a los oídos una nueva concepción de arte, íntimamente ligada a la cultura indígena, al dulce guaraní y a la madre naturaleza.
La agrupación surge de la privilegiada voz de Norma Anastacia Ávila, de los acordes de guitarra de Alejo Jiménez (ex La Secreta), de la percusión de Leandro Jiménez y el acompañamiento de Sebastián Negrete con el charango.
“En 2011 arranca el grupo. Yo volví de un viaje largo, ya habíamos trabajado con Alejo pero a nivel de amigos. Yo vine con toda la fuerza y le dije: ‘¿Estás conmigo?’. Entonces buscamos apoyo y ahí contactamos con Leandro”, nos contó Norma, sobre el origen de la agrupación.
La vocalista, con más de 15 años de trabajar de cerca con las comunidades indígenas, expuso sobre la cultura originaria en varios países como Argentina, Colombia, México y Alemania. Nos cuenta que la idea de Pynandi es “presentar la cultura de manera bien elevada, como en un pedestal, porque existe la idea de que lo indígena tiene que ser hecho así nomás, más o menos, no importa, entonces un poco las ganas de romper eso y presentar lo mejor que se puede”.
Para Alejo, la concepción del nombre del grupo Pynandi se remite a “nuestro principio de presentación al público, ‘andamos descalzos para conectarnos con nuestra madre tierra y así poder entender de dónde venimos, hacia dónde vamos y quiénes somos’. Entonces, analizando esa frase, el mensaje original es verdadero, es intachable, está desde el principio de los tiempos y en un momento se nos es dado, y el cual hay que transmitir. Ya es una misión”.
"Partiendo de la premisa -explica Alejo- vamos hacia una expansión poliestilística. El tema es que como proyección decidimos que es música hecha en Paraguay, pero no solo es música paraguaya, es el mensaje puesto para el mundo".
“Vienen solas. 'Agüita mansa', por ejemplo. Yo, sentada en una hamaca en casa de unos amigos en Ciervo Cuá (San Bernardino), lloviznaba, era una observación nada más de lo que sucedía, al lado de una arroyito”, nos cuenta Norma.
“Muchas canciones me sorprendieron muchísimo, incluso a mí, por ejemplo ‘Kuña Karai’, que es el nombre del disco. La escribí cuando volví de una comunidad indígena, luego de una ceremonia, con ese hermoso perfume a humo y a selva. Llegué a mi casa, con mi tacuá (que es un bambú que tocan las mujeres), empecé a tocar agradecida por llegar a mi casa, agradecida por todo lo que había vivido y empiezo a cantar esa canción, letra y música, y para mí fue una sorpresa muy grande, porque fue la primera vez que me pasaba algo así”, relató emocionada Norma.
Alejo añade: “Y no es magia, es conexión. Cuando estás conectado, recibís el mensaje, de adentro tuyo surge, intuitivamente”.
Asimismo, el experimentado guitarrista expresa que las dos canciones del disco que hablan sobre la mujer -“Kuña” y “Kuña Karaí”- son la esencia del primer álbum de la banda. “Yo creo que son las más significativas; el principio madre tierra, yo creo que ese es el tema, tiene que ver con una simbología, la madre, la conexión. El origen era femenino”, sostiene.
Según Norma, tanto el lanzamiento del álbum como las presentaciones en vivo fueron bien recibidos por el público. “La mayoría de los que nos escucharon dijeron que se sienten muy bien, que les hace muy bien escuchar. Eso satisface plenamente lo que nosotros esperamos”.
Por su parte, Alejo sostiene que “estamos proponiendo ideas de pensamiento libre. A lo que voy es que permacultura es un concepto que tiene que ver con Pynandi; energías libres, libertad de expresión, no violencia, porque todos esos conceptos aislados lo que persiguen es la integración de los sistemas, entonces unificación con la totalidad y eso requiere apertura y soltura”.
El peculiar diseño del álbum posee un rombo, cuyo significado nos explica Norma: “Es un símbolo originario que no está solamente en Paraguay, sino que está en todo el planeta, en cualquier cultura originaria está este símbolo. Este rombo significa que nacemos en un punto común, nos separamos en el tiempo pero ahora nos volvemos a unir, y este (el centro) es el vacío donde nacen todas las cosas".
“Es muy profundo, es como la gran familia universal, que ahora nos volvemos a encontrar”, finaliza.