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Trece años es la media de edad en que los menores, en el nuevo y cambiante universo de la adolescencia, se animan a probar el alcohol, un ticket de acceso a un viaje casi sin retorno –para muchos– a la dependencia de las drogas. El tabaco es el siguiente paso en la escalera que va en descenso.
Cerveza, vino, caña, sea cual sea el tipo, la sensación que causa su consumo en exceso es la que atrae fuertemente a los menores, quienes se ponen a prueba no solo en la cantidad que pueden consumir, sino también en las clases de bebidas que pueden combinar, lo que da luz verde a nuevas sustancias.
A nivel país, los jóvenes escolarizados se inician en el consumo de bebidas alcohólicas a una edad promedio de 13,3 años, en el consumo de tabaco a una edad promedio de 13,7, explica Nancy Delvalle, directora del Observatorio Paraguayo de Drogas.
Las edades de inicio de consumo de drogas varían de departamento en departamento, según revela el Estudio departamental sobre consumo de drogas en jóvenes en edad escolar. Los menores escolarizados de Alto Paraná se inician en el consumo de drogas legales e ilegales más temprano, un promedio de 13,2 años haciendo más prematuro el acceso a otras drogas.
De 22.135 jóvenes escolarizados en la educación básica y media encuestados, el 23% señaló al alcohol como la droga que más daño les ha causado. Además de las consecuencias para el organismo, en muchos casos es el punto de partida para cosas peores.
Paraguay es uno de los mayores productores de marihuana en la región, por lo que no debería sorprender que la siguiente droga que prueban los jóvenes es esta. De acuerdo al estudio, antes de los 15 años aquellos que ya consumen el alcohol ya probaron o consumen regularmente la llamada “hierba maldita”, a excepción de Alto Paraná, donde su consumo puede iniciar antes de los 14 años. Es también la tercera en causar daños al organismo.
Mientras más corta es la edad de acceso a una droga, mayor es la probabilidad de incorporar más sustancias a su consumo regular. De acuerdo a las estadísticas, un joven que se inicia a los 13 años como promedio en el consumo de cualquier sustancia, puede llegar a los 18 años ya con cinco tipos de drogas diferentes a su cronología de consumo.
La segunda droga ilegal en la lista de prevalencia es la más peligrosa y ocupa el primer puesto en daños al organismo: la cocaína fumable, también conocida como crack o chespi. El 46% de los encuestados lo señaló como la más dañina.
Al igual que la marihuana, es una sustancia de muy bajo costo, una dosis en las calles de Asunción puede llegar a conseguirse desde 5 mil guaraníes y es una de las que más frecuentemente se incautan en los operativos contra el microtráfico. Es un subproducto de la cocaína, comúnmente fabricada de los restos y produce una alta dependencia a la misma.
Otras drogas que circulan en Paraguay son éxtasis y LSD, cuyo consumo es menos frecuente pero no menos riesgoso para los jóvenes.
El acceso al alcohol a temprana edad puede llegar a destruir no solo a la persona al conducirla a sustancias ilegales, sino también a su familia, con el tiempo. La profesional señala que otro de los factores de riesgos asociados al consumo de drogas ilícitas es el comportamiento del consumidor.
“A medida que aumenta la frecuencia de problemas de comportamiento, aumenta también la prevalencia de consumo de todas las sustancias ilícitas estudiadas; en ese sentido podemos observar que de una prevalencia de 2,5% en aquellos que no han tenido ningún problema de conducta va a 25,2% en aquellos que manifestaron tener muy frecuentemente problemas de comportamiento o disciplina. Dicho de otra manera uno de cada cuatro escolares con problemas de comportamiento o disciplina ha usado alguna droga ilícita”, resalta.
El Observatorio Paraguayo de Drogas - resalta Delvalle - tiene como misión aumentar la percepción del riesgo ante el consumo de drogas lícitas e ilícitas; retrasar la edad de inicio del consumo de drogas y mejorar la atención a los consumidores, reforzando los sistemas de detección e intervención precoz, con el fin de dar un revés a esta alarmante situación.