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El 2018 fue testigo de la asunción de un nuevo gobierno tras cinco años en los que Horacio Cartes manejó al Estado como una más de sus empresas. La llegada de Mario Abdo puso de vuelta en la palestra a políticos de base, ahondó la división colorada y selló acuerdos entre el oficialismo y partidos pequeños.
Para analizar el ámbito político del 2018 es necesario retroceder hasta el 17 de diciembre de 2017. Ese día, Mario Abdo Benítez, candidato por el movimiento Colorado Añetete, le ganó la pulseada a Santiago Peña, peón del cartismo, a quien ni siquiera salvó el aparato estatal. Abdo había perdido, dos años y medio antes, contra Pedro Alliana la presidencia del Partido Colorado. Esta fue su revancha.
Eran tiempos diferentes. La filtración de audios que desnudaron la corrupción en la justicia generó una reacción ciudadana sin comparación. De la noche a la mañana, a raíz de estos materiales, hubo como una bocanada de aire fresco que inducía a volver a creer. En el centro estaba el senador Óscar González Daher, cartista, quien fue el primer echado de la Cámara Alta tras comprobarse que había traficado influencia desde el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.
En esa telaraña de mugre política y judicial también estuvieron enredados varios fiscales, abogados, ministros de la Corte y jueces. También el “monje negro” del Gobierno anterior, José Ortiz, quien meses antes fue uno de los que, según los cruces de llamada, manejó a la Policía a su antojo.
Así se inició el 2018, con una carrera electoral que se presentó rara. Los liberales, que se habían unido el Frente Guasu en una alianza a la que llamaron Ganar, casi no hacían ruido. Este venía del acercamiento a tientas entre Horacio Cartes y Mario Abdo, el primero de ellos el 28 de diciembre de 2017. Ese día Abdo, en un gesto inédito, siendo él el ganador de las internas, visitó al entonces presidente Cartes en la residencial presidencial.
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Al arrancar el año, Abdo confirmaba una unión con Cartes de cara a las elecciones del 22 de abril. Era una farsa. Ambos movimientos se acercaron solo para lograr la victoria en los comicios. Después, todo cambió. Hasta hoy, Horacio Cartes le refriega en la cara a Abdo el haber conseguido cientos de miles de votos para que él pudiera ser presidente. Pero Cartes quería algo a cambio, una senaduría inconstitucional que nunca logró.
El cartismo disminuyó su influencia después de los votos. Poco más de la mitad de la población paraguaya, un total de 4.241.507 personas estaban habilitadas para votar. 1.206.067 lo hicieron por la dupla Mario Abdo y Hugo Velázquez, mientras que 1.110.464 por la Alianza Ganar cuyo candidato a presidente, Efraín Alegre, jamás reconoció la victoria de su rival.
El tercer lugar lo ocupó Juan Bautista “Letradito” Ibáñez, un colorado de la vieja escuela que pugnó a través del Partido Verde. Él logró un total 84.045 votos y esto generó una mezcla de sorpresa y humor, aunque las versiones de que el propio Cartes financió su campaña para desestabilizar a Ganar nunca cesaron.
El estrecho margen entre Abdo y Alegre — finalmente de 95.603 votos — causó una suerte de caos tras los comicios, ya que hubo varias denuncias por supuesto fraude. Un fuerte dispositivo policial se montó dentro y frente de la sede central del Tribunal Superior de Justicia Electoral. Pero los reclamos amainaron conforme pasaban los días, hasta que se consolidó la victoria de los colorados.
Otro hecho que marcó las elecciones fue la proclamación de dos senadores que no podían serlo. Tanto la Corte Suprema como el TSJE, controlados por el cartismo, fallaron para que el presidente pudiera ser senador, algo prohibido por la Constitución. Pero como a Horacio Cartes poco le importó jamás la Carta Magna, igual pidió ocupar el cargo.
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Otro en su misma situación fue el expresidente Nicanor Duarte Frutos, quien diez años después volvió a recibir el ‘no’ de sus propios colegas. Sus lugares ahora son ocupados por Rodolfo Friedmann y Mirta Gusinky. Duarte Frutos desistió de reclamar su curul a cambio del no poco apetecible cargo de director del lado paraguayo de Yacyretá.
Abdo centró su discurso el 15 de agosto pasado en la lucha contra la corrupción y contra el crimen organizado. Luego todo fue de guion: una mejor educación, más inversiones y más trabajo. En pocas palabras, las típicas promesas al arrancar un nuevo gobierno.
En los albores de este periodo presidencial fueron emblemáticos los casos de desmantelamiento de redes criminales y de narcotráfico. Resalta la detención del supuesto traficante Reinaldo “Cucho” Cabaña, quien tenía entre sus amistades al abdista diputado Ulises Quintana, hoy preso, y quien presuntamente manejaba un esquema criminal desde Ciudad del Este.
A finales de octubre se dio también el desmantelamiento de una red narco que operaba desde San Estanislao e Itapúa para traficar droga hacia Bolivia y Uruguay. Este caso salpicó a Juana Carolina Vera, cuñada del diputado colorado Freddy D’Eclesiis, hoy presa también en el Buen Pastor. La expulsión a finales de noviembre de Marcelo “Piloto” Pinheiro, un poderoso criminal brasileño, que trabajaba para el Comando Vermelho y el Primer Comando da Capital, también fue uno de los gestos de Abdo contra el crimen organizado.
Dos doctoras en Ciencias Políticas dieron su impresión sobre el presente y el futuro de Abdo de cara al 2019. Se trata de Sara Mabel Villalba y de Sarah Cerna, ambas paraguayas.
Villalba tiene un doctorado en Procesos Políticos Contemporáneos y un Máster en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca, España. Actualmente se desempeña como investigadora activa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Sarah Cerna, por su parte, desarrolla gran parte de su carrera en México. Tiene un máster en Ciencias Políticas y un doctorado en Estado de Derecho y Gobernanza Global por la Universidad de Salamanca.
ABC: - ¿Cuáles son los desafíos políticos del presidente Abdo en el 2019? ¿En qué aspecto se centraría más?
Sara Villalba: - El aumento del gasto público en salud y educación constituyen los principales desafíos que deben ser incluidos en la agenda, tanto del Poder Ejecutivo, como del Poder Legislativo. Según una investigación reciente realizada por el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP), el gasto en salud por persona en Paraguay, es de apenas 461 dólares, constituye uno de los menores de la región, en relación con el 718 dólares.
Asimismo, un informe del Banco Mundial señala serias deficiencias en educación, entre ellas, el hecho de que nada menos que 7 de cada 10 estudiantes no logran las competencias mínimas requeridas (matemática y lectura) al terminar la enseñanza escolar básica.
Otra problemática que debe ser atendida de manera urgente constituye el impulso de la reforma agraria, que hasta ahora no se visibiliza en la agenda gubernamental. El 85% de las tierras está en manos del 2% de propietarios. Esa situación constituye un problema estructural grave que debe ser prioridad porque genera otros problemas como la pobreza y la exclusión. La propia Constitución Nacional señala en su artículo 114 que “la reforma agraria es uno de los factores fundamentales para lograr el bienestar rural (…) y que “se adoptarán sistemas equitativos de distribución, propiedad y tenencia de la tierra….”
Tampoco existe hasta ahora ningún tipo de medidas reguladoras para el avance de agronegocios que está expulsando a comunidades campesinas e indígenas. No solamente el impuesto a la soja, sino también el control de la deforestación o del uso de agrotóxicos u otras leyes de protección ambiental.
El mes pasado, en menos de 15 días, dos comunidades indígenas fueron expulsadas violentamente en Itapúa y en Canindeyú. Esto es una violación a los derechos humanos que actualmente no está siendo atendida por los organismos estatales.
En resumen, actualmente en Paraguay existen grandes problemas sociales, relacionados con la pobreza, la desigualdad y la exclusión, con lo cual se espera que la atención a estos problemas constituyan los principales desafíos del Poder Ejecutivo. Al respecto, la teoría política sostiene que el disfrute de derechos humanos es una condición imprescindible para la consolidación del sistema democrático.
Sarah Cerna: -Uno de los principales desafíos del presidente Abdo es resolver favorablemente para el Partido Colorado los problemas internos y los escándalos de corrupción al interior de su partido. Así como también las demandas ciudadanas sobre el gravamen a la soja, los conflictos territoriales y las reformas constitucionales o el llamado a una posible reforma constitucional.
- En estos tres meses de gestión, ¿en qué área o áreas vio que Mario Abdo haya dado más importancia que las demás?
Sara Villalba: -Uno de los puntos que ha priorizado este gobierno es el inicio de combate al crimen organizado, que se ha evidenciado en actuaciones concretas de la Fiscalía o la Policía, a través del Ministerio del Interior y también a través de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad). Incluso esto se ha notado porque han sido imputados o acusadas personas relacionadas con su propio grupo político.
Otro asunto importante y que beneficia a más de la mitad de la población paraguaya que son mujeres constituye el veto por, parte del Poder Ejecutivo a la Ley de Paridad. Sabemos que la versión inicial del proyecto de ley había sido totalmente desvirtuada por la Cámara de Diputados y no incluía ningún mecanismo concreto para incrementar el número de mujeres en cargos de representación. Además no establecía ninguna obligación a los partidos políticos para la inclusión de mujeres en las listas de candidatos.
Una cuestión importante, hasta ahora, ha sido el respeto al derecho de libertad de reunión y asociación establecida en el artículo 32 de la Constitución Nacional. Esto se ha evidenciado especialmente con la no represión, por parte del Poder Ejecutivo, de las diferentes movilizaciones ciudadanas, que por primera vez han forzado la renuncia de nada menos que tres parlamentarios con causas pendientes con la justicia y el pedido de intervención de municipios de diferentes departamentos del país ante acusaciones de corrupción. Esperamos que el respeto a estas libertades se mantenga durante todo el periodo de este gobierno y de los siguientes para una real consolidación del sistema democrático.
Sarah Cerna: -Considero que Mario Abdo ha dedicado buena parte de su reciente gestión a lidiar con los grandes y graves problemas que enfrenta su partido tras la escisión entre Colorado Añetete y Honor Colorado. Además ha intentado marcar una diferencia entre su gestión y la de su antecesor, Horacio Cartes, en temas como relaciones internacionales, política económica y seguridad interna. Aunque tampoco queda muy clara cuál es su hoja de ruta en el mediano plazo, por ello, hay que seguir observando su gestión y la toma de decisiones en temas de políticas públicas.
- ¿En qué nivel ayudará el Congreso a la gobernabilidad del país? ¿Habrá un perfil más marcado de las diferentes bancadas de los partidos tradicionales?
Sara Villalba: -No se puede predecir el futuro, solo lo que se ha visto hasta ahora y en principio el Congreso no ha sido precisamente un obstáculo para la gobernabilidad, a pesar de los conflictos y las polarizaciones al interior de las bancadas de la ANR y del PLRA.
Sarah Cerna: -Por el diseño institucional que se instauró en la Constitución de 1992, el Congreso paraguayo tiene un rol fundamental en la consolidación o el deterioro de la gobernabilidad del país, es por ello, que es importante observar cómo se van resolviendo o profundizando las diferencias entre las facciones de los dos principales partidos políticos paraguayos, así como también el apoyo que recibe o la pérdida de éste por parte del actual presidente de los sectores que no forman parte de Colorado Añeteté. No creo que haya un perfil más marcado entre las diferentes bancadas, si algo tiene la élite política paraguaya es que con el paso del tiempo se han hecho más semejantes entre sí que diferentes entre los políticos de los diversos partidos.
- ¿Qué opina de una eventual Constituyente para el 2019?
Sara Villalba: -No existe un escenario ni político, ni económico ni social apropiado para la realización de una Constituyente en 2019. La teoría política y la evidencia empírica en relación a las experiencias de otros países nos muestran que para la realización de una asamblea o convención constituyente debe existir un consenso sólido entre todos los actores políticos: gobierno, partidos políticos y sociedad civil. Además, para ello debe haber un diagnóstico previo y una investigación rigurosa y seria sobre cuáles son las necesidades reales -no solamente coyunturales- de reforma constitucional.
Esto también debería aplicarse para una reforma electoral, ante la cual tampoco existe un diagnóstico previo respecto a cuáles son los problemas a los que se desea responder. Además, actualmente no están representados todos los grupos sociales en las comisiones de reforma vigentes. Por ejemplo, no hay representantes indígenas, a pesar que la misma Constitución Nacional reconoce su derecho a participar en la vida política del país.
Sarah Cerna: -Considero que es necesario plantearse una seria de reformas a la constitución nacional o una nueva constitución, pero para ello es un requisito ineludible contar con una serie de interlocutores políticos, sociales y académicos que brinden herramientas analíticas (más allá de las jurídicas) de corte político de las implicancias de cambiar el diseño institucional en Paraguay.
- ¿Cómo ve proyectado a Paraguay en el área internacional?
Sara Villalba: -Sin duda, otra de las áreas priorizadas por este gobierno ha sido fortalecer los vínculos con otros países, incluso países con los que tradicionalmente no se han registrado relaciones fuertes como Turquía por ejemplo. No obstante, más allá de establecer relaciones o vínculos se debería considerar bajo que condiciones se establecen los tratados o arreglos con otros gobiernos.
Por otro lado, un desafío clave de este gobierno en el área internacional será la conformación de un equipo realmente capacitado y eficiente para la renegociación del Tratado de Itaipú.
Sarah Cerna: -Paraguay tiene una buena imagen a nivel internacional por su crecimiento económico sostenido de los últimos años pero, así también, tiene una imagen deteriorada por los altos niveles de corrupción tanto de su clase política como de una parte importante de la ciudadanía y por su debilidad estatal, lo cual, muchas veces termina alejando la inversión privada y los proyectos económicos desde otros países. En este sentido, es importante que la élite política y la ciudadanía paraguaya trabajen para fortalecer las instituciones en el país y el cumplimiento del Estado de Derecho para lograr, además del crecimiento económico, el acceso a los derechos políticos, sociales y económicos de importantes sectores de la ciudadanía que aún se encuentran excluidos del “exitoso modelo económico” paraguayo.