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El dengue es un problema que nos afecta a todos y para combatirlo cada uno de nosotros tiene un papel importante en la prevención de esta enfermedad.
Hay que empezar en nuestro hogar, buscando cualquier objeto que pueda acumular agua, como baldes, macetas, neumáticos viejos o bebederos de mascotas, porque unos pocos milímetros de agua son suficientes para que el mosquito Aedes aegypti deposite sus huevos.
También es vital lavar regularmente los recipientes que almacenan agua y taparlos siempre cuando no se utilicen.
Si se encuentra algún objeto con agua estancada, hay que derrarmarla o voltearlo para que no acumule agua.
Deben ser mantenidos limpios los desagües y las canaletas, para asegurar que el agua fluya libremente y no se estanque en ningún lugar.
Se recomienda usar repelente en las zonas expuestas de la piel, especialmente al aire libre, así como ropa de manga larga y pantalones largos, especialmente en las primeras horas de la mañana y comenzando la noche.
Las mingas en los barrios son igualmente válidos, desmalezando los baldíos y vaciar el agua de recipientes en desuso.
Al realizar estas acciones nos estamos protegiendo a nosotros mismos y a nuestra familia. Al eliminar los criaderos de mosquitos en la casa protegemos del dengue a nuestros seres queridos.
Al trabajar en conjunto con los vecinos creamos un ambiente más sano para todos.
La intención es ayudar a prevenir brotes epidémicos. Al reducir la población de mosquitos disminuye el riesgo de que se produzcan grandes brotes de dengue en el país. Por eso, cada acción cuenta. Al convertir la prevención del dengue en un hábito estamos invirtiendo en nuestra salud y en la de nuestra comunidad.