Penosa realidad de menores en Ciudad del Este

Abandonados a su suerte, al menos una decena de niños y adolescentes viven en las calles en inmediaciones del Lago de la República de Ciudad del Este. Un pequeño campamento se montó en un patio baldío, en el cual moran también algunos adultos. Piden limosnas y alimentos. Algunos actúan con violencia.

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CIUDAD DEL ESTE (De nuestra redacción regional). Los menores tienen entre seis y 17 años de edad. Recorren en grupos de cinco o más, descalzos y apenas vestidos. La mayoría pide limosnas en los semáforos y frente a restaurantes, despensas y áreas de estacionamiento de la capital departamental.

Los niños acampan juntos en un predio baldío, ubicado a un costado del arroyo Amambay, frente al Lago de la República. Allí, por la noche, el movimiento es intenso. Se dan incluso casos de explotación sexual. La zona se torna peligrosa por la escasa iluminación.

En el grupo hay algunos niños y adolescentes que actúan con más violencia. Según denuncias de los vecinos, algunos consumen cola de zapatero y otros estupefacientes. Hay quienes portan armas blancas. Otros rompen vidrios de vehículos con intenciones de robar lo que haya en el interior.

De acuerdo a los datos, un adolescente indígena, de 15 años de edad, fue detenido el pasado 8 de noviembre luego de asaltar con un cuchillo a una joven que caminaba alrededor del Lago.

Tras la denuncia, policías intervinieron el campamento y allí detuvieron al supuesto autor del hecho. La fiscala Karen Chaparro lo procesó por robo agravado y pidió su prisión preventiva.

Así también, este mes un adolescente de 17 años fue sorprendido cuando rompía el vidrio de una furgoneta para ingresar en su interior. Los afectados llamaron a la Policía, que intervino, pero luego no formalizaron la denuncia y el menor de edad recuperó su libertad.

Según los vecinos del barrio Boquerón, en los últimos quince días hubo al menos seis casos de vidrios de automóviles que fueron rotos, pero debido a que no se robó nada, los afectados decidieron no hacer la denuncia correspondiente.

Ante la inseguridad reinante, los propietarios de empresas ubicadas en la zona solicitaron más guardias comunales.

En varias ocasiones, funcionarios de la Gobernación y la Comuna local, junto con el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) y la Secretaría de la Niñez realizaron intervenciones y traslado de los menores hasta sus respectivas comunidades, pero ellos regresan por la falta de políticas y alternativas para mejorar su calidad de vida.

Adultos usan a niños

La responsable de la Consejería Municipal por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Codeni) de la Comuna local, Lorenza Torres, expresó que hace un mes y medio se realizó la última intervención en el campamento de los menores. “Trabajamos con el INDI, la Gobernación, Derechos Humanos, la Policía Nacional. Primero se hace un censo, luego vienen los líderes de cada comunidad indígena y hablan con ellos, luego se los lleva a sus comunidades. Muchos se quedan, pero lastimosamente otros regresan nuevamente al sitio”, indicó.

Expresó que muchos niños y adolescentes “se están volviendo violentos, porque están bajo los efectos de alguna sustancia, el alcohol o algo”.

Contó que en el campamento hay alrededor de 30 personas, entre las que se encuentran muchos adultos indigentes, que en muchos casos utilizan a los menores, en especial los nativos, para conseguir beneficios. Les enseñan a delinquir para poder sacar provecho, indicó.

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