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Conversamos sobre sexualidad con María Rosa Appleyard, psicóloga clínica, máster en sexología y terapia de parejas.
“Por sexualidad sana en una joven pareja se entiende que es responsable. No significa solamente concentrarse en las relaciones sexuales, sino implica el conocimiento de uno mismo, con respecto a preferencias, gustos, expresiones, modos de cuidarse. Así como respetar que las otras personas cuentan con el mismo derecho de disfrutar de su sexualidad sanamente. Una adecuada educación sexual podría facilitar experimentar sanamente su sexualidad”, afirma.
Y continúa: “Al tratar de entender la relación entre dos personas, que deciden construir una pareja, Álvarez-Gayou (1986) propone considerar la constitución de tres mundos: el tuyo, el mío, y el nuestro. Donde independientemente del grado del vínculo afectivo, se identifica una marcada importancia a los grados de individualidad”.
Un aspecto actual a considerar son las redes y la exposición que hace una pareja. El magíster Ariel González Galeano, psicólogo clínico y sexólogo, dice que “las redes son una nueva forma de comunicación, así como para muchos matrimonios tener el anillo es el símbolo de su unión religiosa o legal. El que la otra persona ponga en su perfil de redes quién es su pareja, simboliza la confirmación de que la relación va en serio en ciertos criterios. En el plano de parejas, muchas socializan con igualdad de detalles todo lo que les acontece (peleas, viajes, acuerdos, regalos, etc.). Mi recomendación es que debe ser algo hablado y consensuado entre ambas partes, si ambos quieren exponer su relación, pues que lo hagan. Pero si a uno de ellos le incomoda o prefiere guardarse algunas cosas y tener intimidad, pues que lo converse y se llegue a acuerdos”.
Hombre y mujer, según dice la magíster Appleyard, tienen los mismos derechos sexuales y reproductivos, que deben garantizar el disfrute pleno tanto de su expresión como de su vivencia sexual. La sexualidad nos facilita de manera inherente como seres humanos, la posibilidad de expresar al otro afecto, gusto y atracción, tiene la función de permitirnos experimentar placer y disfrutar; como también de poder decidir sobre nuestra propia reproducción, en qué momento podría darse, con quién, etc. Por lo tanto, en qué tipo de vínculo afectivo o sexual se encuentre, lo saludable es que experimentar su sexualidad no le genere malestar físico, emocional, sexual a él ni a ella.
El magíster González Galeano reflexiona acerca de qué es importante evaluar al elegir una pareja con la que se llega al plano sexual.
“Hay muchas variables a tener en cuenta, lo primero es tener conciencia de qué es lo que produce placer; segundo, desarrollar conversaciones honestas y respetuosas con la otra persona e intentar encontrar los puntos en común sobre lo que les interesa sexualmente. Informarse correctamente sobre todos los métodos de protección, no solo de un embarazo no planificado, sino también de infecciones de transmisión sexual. Y sobre todo, evaluar si llegar al plano sexual es un deseo propio, y no una imposición por presión social o de alguien más.