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La Dra. Helen López afirma que “el diagnóstico precoz de la diabetes es importante, así como acudir al médico si existe riesgo de sufrirla. Para los diagnosticados se aconsejan controles regulares en los servicios de salud, revisión diaria del pie, consultar ante la aparición de cualquier punto rojo o negro o lesión sospechosa en el pie, aunque no sea dolorosa. Son obligatorias la higiene, utilización de calzados adecuados, y además mantener un buen nivel de glicemia (azúcar en la sangre) a través de una nutrición balanceada y actividad física.
–¿Con el tiempo la diabetes puede dañar los nervios o vasos sanguíneos?
–La hiperglicemia crónica, es decir, la elevación persistente de niveles de azúcar en la sangre por encima de lo normal, produce sustancias tóxicas que impiden el buen funcionamiento celular, en especial de aquellas que intervienen en la formación de nervios y vasos sanguíneos.
–¿El daño a los nervios por diabetes puede hacer perder la sensibilidad en los pies?
–Existen diferentes tipos de fibras nerviosas en el cuerpo, y la diabetes afecta de forma característica a las fibras más pequeñas de los miembros inferiores, y en forma bilateral, produciendo alteraciones en la sensibilidad, que van desde dolores tipo quemantes, hormigueos, hasta la pérdida total de la sensibilidad. Los pacientes suelen describir estas sensaciones como una distribución “en bota”.
–¿Las lesiones en el pie pueden ulcerarse?
–Esta pérdida de la sensibilidad hace que los pacientes no se den cuenta del inicio de una lesión. El enrojecimiento o la formación de una ampolla en una persona con sensibilidad conservada hace que tome medidas para no aumentar esta lesión, por ejemplo, cambio de zapatos, reposo, controles periódicos. Pero en el diabético esto no ocurre, por lo que las lesiones iniciales pasan desapercibidas y evolucionan hasta la formación de una úlcera y las sobreinfecciones. Se asocian las deformidades óseas, las atrofias musculares y los problemas vasculares.
–¿Los casos graves pueden inclusive llevar a una amputación?
–En ocasiones, las infecciones llegan a comprometer inclusive la vida del paciente, no solo el miembro. La afectación del mismo sobre todo en el aspecto vascular impide la buena evolución y la respuesta al tratamiento médico, por lo que se llega a la amputación para eliminar el foco infeccioso.
–¿El daño en los vasos sanguíneos también puede impedir que los pies reciban suficiente sangre y oxígeno?
–Así mismo, un paciente puede tener afectación de las fibras nerviosas y de la circulación, lo que aumenta aún más el riesgo de formación de úlceras.
–¿Es más difícil que el pie pueda recuperarse si tiene una infección?
–La infección complica todo el cuadro, en la mayoría de los casos, es el motivo de ingreso en las urgencias, ya que como el paciente no se percata de las lesiones primarias, solo se da cuenta en estados avanzados, y lamentablemente cuando la infección se hace sistémica, lo que implica un pronóstico no favorable.