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mgonzal La Dra. Romy Giardina, dermatóloga, afirma que “un lunar (nevus) común tiene menos de 5 milímetros de ancho, es redondo u ovalado, con una superficie lisa y un borde definido, frecuentemente presenta forma de cúpula, puede presentar un color rosado, tostado o castaño, pero siempre es uniforme”.
–¿Cómo detectar el lunar peligroso? –Las personas de piel o de cabello oscuro tienden a presentar lunares más oscuros que las personas de piel clara o de cabello rubio. Para detectar nosotros mismos los lunares que podrían ser peligrosos hay una regla simple de autocontrol, que podemos llamar regla del A, B, C, D. La A de asimetría, en la que la mayoría de los lunares benignos son redondos. Cuando no es así, es decir, cuando las dos mitades del lunar no son iguales, debemos alertarnos y vigilarlo con atención. Esto es lo que los dermatólogos denominan asimetría. La B de bordes se basa en si el lunar tiene bordes irregulares, es decir, si los bordes no están bien definidos y usted no puede definir con exactitud dónde empieza y dónde termina la lesión.
La C de color y cambio indica si el lunar presenta más de un color, por ejemplo, que un mismo lunar tenga tonos café, negro y rojo. Esto también debe ser tenido en cuenta como signo de alarma, conducirnos a estudiar con más rigor la lesión que tenemos. Cuando el lunar cambia de características, ya sea aparece picazón, dolor, sangrado, aumento o disminución en su dimensión o cualquier otro cambio, o si el lunar aparece de forma brusca y se pone de color negro, debemos sospechar de su potencial maligno.
La D de dimensión también es importante e indica cuando un lunar mide más de 1 centímetro de diámetro o ha crecido desde la revisión anterior, esta también es señal de sospecha.
–¿En qué casos se deberá consultar? –En cualquiera de los casos citados es conveniente una consulta con el dermatólogo; además, si tiene muchos lunares quizás sea más difícil para la persona que los posee estar atenta a cualquier cambio.
–¿Cuál es el tratamiento de un lunar maligno? –El tratamiento de un lunar maligno depende de qué tan avanzado se encuentre. Si es incipiente, en general, la extirpación de la lesión es suficiente. En cambio, en casos avanzados, se debe recurrir a cirugías mayores que incluyen a los ganglios u otros órganos y, ocasionalmente, la necesidad de quimioterapia o radioterapia.