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Por otro lado, comenta que “dona pelucas al área de oncología infantil del Hospital de Clínicas y recibe donaciones de cabello a su vez de los estudiantes de medicina”.
Para las pacientes con cáncer de mama su trabajo consiste en “sacarle unas fotos para evaluar cómo está y como quiere su peluca, que tiene que quedar lo más natural posible muy parecido a lo que ella usa. Se toma la medida de la cabeza para que quede ajustada”.
El siguiente paso es “elegir el cabello que sea de largo apropiado, la textura, la calidad; si prefiere ondas, lacio o con volumen. Luego prosigo con el color deseado ya sea uno natural o tinte, reflejos, balayage o las mechas. Todo tiene que ser como lo desee la paciente para que se vea muy natural y bonita”.
Es interesante ver cómo reacciona una joven o una mujer adulta cuando puede verse con cabello, es una alegría inmediata. Le ayuda a superar la pena y el dolor, esa sensación de vacío al mostrarse ante la gente. Le da un poco de paz y tranquilidad para su bienestar, asegura Ina.
En la peluquería la peluca se lava, se peina de acuerdo a la necesidad, y puede quedar un peinado con rulos, puntualiza la estilista.
Es un paso importante para fortalecer a las afectadas por el cáncer de mama.