Cargando...
Se cree que la enfermedad puede verse activada por ciertos factores ambientales desencadenantes. Recuerde que en muchas personas, los síntomas empeoran en invierno y mejoran en verano. Otras causas que interfieren son las heridas, el estrés o la tensión emocional, así como determinados medicamentos y algunos tipos de infecciones, como las causadas por estreptococos, pero en otros casos está predispuesta genéticamente.
Es importante que las personas tomen consciencia de los problemas que puede traer esta enfermedad, más aún si es clasificada como severa, a fin de estar preparadas para poder superarla con el tratamiento dirigido por el dermatólogo, con dieta saludable y ejercicios frecuentes.
En la vida social más íntima, en las relaciones de pareja y la vida familiar; suponen áreas más seguras, en donde el paciente puede frecuentar debido a que se siente más cómodo. Se deberá además recordar que la enfermedad no es contagiosa y en caso de que afecten las emociones se indica buscar ayuda psicológica. No existe más peligro con el sol; es más, se aconseja a las personas con psoriasis que aprovechen el verano para tratar de olvidar los complejos y exponer su piel al sol en horarios adecuados, evitando de 10:00 a 16:00. Esta práctica es beneficiosa, ya que los rayos solares actúan como inmunomoduladores, que mejoran las lesiones.
El diagnóstico es clínico, con un dermatólogo entrenado generalmente no hay dificultad de dilucidar el cuadro, pero ante la duda se puede recurrir a una biopsia de piel. Algunos dermatólogos tienen más experiencia en psoriasis que otros, por lo que es importante la consulta con un profesional que comprenda a profundidad esta patología, la artritis psoriásica y además que se encuentre familiarizado con los diversos tratamientos que existen.
(*) Diplomatura en Psoriasis en la UCES, por la Sociedad Argentina de Dermatología.