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La descalcificación del esmalte se produce cuando el proceso de mineralización del diente se interrumpe.
Este proceso ocurre más particularmente en los ancianos, como resultado de desgaste natural y del envejecimiento, pero también puede ocurrir en cualquier edad con una dieta de calcio deficiente. El calcio es un mineral indispensable para el organismo, ya que el 99% del calcio del cuerpo está presente en los huesos y dientes, y el 1% restante está distribuido en la sangre, los líquidos intersticiales, y las células musculares.
Los ancianos presentan más problemas de salud oral que el resto de la población. Una buena salud oral contribuye a un mayor bienestar físico y mental. Problemas como la pérdida de dientes u otras alteraciones de la cavidad oral son considerados, en muchas ocasiones, como “cosas propias de la edad”. Ciertamente, algunos cambios orales son naturales de la edad, como, por ejemplo, el desgaste u oscurecimiento de dientes, pero existen otros muchos que no deben ser atribuidos a la edad, sino que son consecuencia de enfermedades orales, como las caries, o bien son propiciados por no haber mantenido un adecuado control de la salud oral. La principal causa de los dientes descalcificados es la acumulación de placa (película pegajosa e incolora de bacterias), que se va creando poco a poco.
Cuidar los dientes, tarea diaria
Un cepillado incorrecto también es motivo de descalcificación de los dientes. Otros motivos pueden ser: por ejemplo, el consumo excesivo de limón, que ocasiona un incremento de la erosión dental por el efecto del ácido cítrico.
Los pacientes pueden presentar deterioro en el esmalte dental, causado por el efecto del ácido clorhídrico del jugo gástrico, en casos de reflujo.
Ciertos hábitos mecánicos, como el cepillado agresivo, pueden dar lugar a abrasión dental.
El uso de algunos fármacos (antidepresivos o el efecto nocivo que pueden ocasionar los anticoagulantes orales) puede tener, también, efectos adversos, como, por ejemplo, la resequedad de boca (xerostomía). La saliva limpia la boca de los alimentos y los residuos de lo que la persona consume. Gracias a la saliva se eliminan las fuentes que promueven la acidez y, además, tiene la capacidad de diluir y eliminar los ácidos orgánicos a partir de las capas delgadas de la placa. La saliva tiene iones de calcio y fosfato, algo imprescindible para mantener el equilibrio en la boca.