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La terapeuta explica que muchas veces se confunde el propósito de la estimulación, y así muchos bebés y niños pequeños son expuestos a actividades que lo sobreestimulan, lo cual puede ser perjudicial. “Nunca debemos forzar o saltar etapas; cada niño tiene necesidades específicas y diferentes que debemos respetar y acompañar. Vivir en un entorno familiar sano y amoroso, con personas de diferentes edades, en un espacio acondicionado para que el bebé explore y ponga a prueba sus nuevas habilidades, de motricidad o del lenguaje, es suficiente estimulación para el primer año de vida”, puntualiza.