Dolor y desequilibrio postural

Frente a dolores de columna vertebral o también de los miembros inferiores u hombros, sin haber sufrido un traumatismo ni tener una enfermedad reumatológica, se debe buscar las causas. Por ejemplo, en caso de dolor de rodilla por una inflamación de un ligamento, o un dolor de hombro por una lesión del manguito rotador, como rotura o tendinitis, o de una ciática por hernia de disco, debemos preguntarnos: ¿cuál es el origen de estas lesiones? Si podemos contestar esta pregunta, podremos programar un tratamiento más eficiente que simplemente tratar la inflamación o el dolor. De lo contrario, si solamente nos dedicamos a calmar el dolor, es muy probable que la patología vuelva a manifestarse, y se agrave progresivamente con el tiempo.

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Los músculos nos sostienen parados y permiten el movimiento. La postura es la manera con la cual nuestro cuerpo se organiza en el espacio estando de pie. Los posturólogos examinamos al paciente en las tres direcciones del espacio, y buscamos si tiene un desequilibrio postural. Observamos si hay asimetrías como por ejemplo, un hombro más bajo, un pie que pisa diferente del otro, una cadera más alta, o si la cabeza está un poco girada o inclinada, y observamos si una pierna es más corta que la otra, etc. Estas asimetrías morfoestáticas hacen que los músculos trabajen también de manera asimétrica, generando fuerzas y exigencias anormales sobre estas estructuras generando contracturas musculares, inflamación de tendones y dolor de las articulaciones y patologías como: tendinitis, degeneración discal, artrosis, e incluso deformación. En el deportista va a facilitar la aparición de lesiones de manera repetitiva, y disminuir el rendimiento deportivo.

En una investigación realizada por el Dr. Bricot se ha demostrado que, cuanto más inclinados están los hombros y la pelvis, mayor es el dolor. O sea, cuanto más desequilibrio postural, más dolor. La corrección de las asimetrías revierte el proceso. Los avances de las neurociencias han permitido evidenciar que los pies y los ojos principalmente, actúan como sensores que permiten al cuerpo equilibrase a cada momento. La resultante de las informaciones brindadas por los sensores al sistema nervioso se traduce en la postura.

(*) Médico fisiatra.

thomas.solente@gmail.com

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