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La licenciada Carolina Sosky, nutricionista, menciona que la alergia a la leche de vaca es la alergia alimentaria más frecuente en los lactantes y niños pequeños. “El motivo principal de dichas alergias, es que la leche de vaca contiene más de 40 proteínas, todas ellas pueden actuar como antígenos o proteínas extrañas para el cuerpo humano”.
La APLV según la nutricionista es, en muchos casos, la evidencia de una predisposición genética que se va a expresar en el futuro con nuevas enfermedades alérgicas. “Aproximadamente la mitad de los niños con APLV pueden desarrollar alergia a otros alimentos”, arguye.
“Los pacientes afectados con APLV pueden presentar un amplio abanico de reacciones que aparece entre minutos y dos horas luego de la ingesta de leche de vaca. La intensidad de las reacciones varía desde leves a incluso las que pueden comprometer la vida del niño. Los síntomas clínicos pueden afectar a piel, las mucosas de la boca y garganta, el tracto respiratorio, sistema gastrointestinal e incluso algunos síntomas cardiovasculares”.
La dieta especial
Una vez efectuado el diagnóstico de certeza de APLV, debe instaurarse una dieta exenta de proteínas de leche de vaca, acota la licenciada.
“Esta dieta debe ser estricta. En la actualidad este es el único tratamiento realmente eficaz. Se debe tener especial cuidado en informar a todos los familiares y personas que estén a cargo del niño, ya que pequeñas cantidades de proteínas de leche de vaca pueden encontrarse en múltiples alimentos. Salvo que se demuestre sensibilización acompañada de manifestaciones clínicas, no es necesario suprimir de la alimentación la carne vacuna”, alega.
“Si bien los lactantes amamantados tienen un riesgo menor de padecer APLV que aquellos alimentados con leche de fórmula, los primeros pueden presentar sintomatología si su madre incluye productos lácteos en su dieta”.
Por regla general, “cuando un lactante amamantado desarrolla alergia a la proteína de la leche o existe sospecha, la madre debe prescindir su consumo y la de cualquier alimento que pueda contener proteínas similares”.
Además “la madre debe leer las etiquetas para evitar ingerir ingredientes lácteos ocultos como la caseína y suero”.
Para los bebés alimentados “con fórmulas artificiales que presentan APLV, se utilizan fórmulas hidrolizadas o a base de proteína de soja”, puntualiza. Siempre es bueno consultar al pediatra y seguir sus indicaciones.