Cómo se usa

La doctora Paniagua recuerda que “la Organización Mundial de la Salud recomienda que haya un desfibrilador, por lo menos cada 100 metros en lugares de mucha concentración de gente, y que sea accesible. Su uso es sencillo, ya que una voz te dice que tenés que asegurarte de que el paciente está con paro respiratorio.

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Si no responde a estímulos, se colocan parches en el pecho y después el aparato te ordena apartarte, para que no te corra la electricidad y hace las descargas y los trazados electrodiográficos. Ahí evalúa si el paciente volvió al ritmo normal y entonces ya no hace otro disparo. Si sigue la arritmia continúa hasta que se establezca el ritmo normal”.

Por su parte, Fernando Benítez, de Survycon SA (foto), experto en el tema añade que “el equipo es muy sencillo de utilizar, te va guiando paso a paso en el procedimiento, controla los signos vitales del paciente, el pulso, te indica si hay que aplicarle una pequeña sacudida para ver si responde. Si no hay signos vitales te va a pedir que toques el botón y te retires para hacer un disparo. Luego te pide que hagas 30 compresiones de reanimación, pues tiene sensores en el parche, después la ventilación dos veces. A los dos minutos hace un análisis, y si detecta signos vitales te va a pedir que desconectes. El equipo funciona con batería que dura 10 años, y los parches cinco años. Las instrucciones son en español y se activa de manera gráfica también. Si la persona se desmaya simplemente, el equipo no te ordena que se active la reanimación”, concluye.

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