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El factor más importante de esta patología está relacionado con los rayos ultravioletas procedentes de la luz solar, cada vez con mayor intensidad debido a la pérdida constante de la capa de ozono. Los rayos ultravioletas producen mutaciones en el ADN de las células que se acumulan durante años, de ahí la importancia de evitar las exposiciones prolongadas a estos rayos. Existen tres tipos de cánceres cutáneos, cada una de comportamiento y tratamiento diferentes: los carcinomas epiteliales y basocelulares propios de la piel conocidos también como epiteliomas y los melanomas que se inician en los lunares cuyo pronóstico es muy diferente a los epiteliomas. Los carcinomas basocelulares asientan con mayor frecuencia en el rostro, son de crecimiento lento y progresivo creando problemas locales, raramente pueden ir a otras partes del cuerpo. Se los ve con mayor frecuencia en las personas de mayor edad. Los epidermoides pueden asentar en cualquier parte del cuerpo, también de preferencia en cabeza, cuello y extremidades; en ocasiones en las regiones de la vulva o perianales. Estos últimos son de mayor agresividad y se los ve en personas más jóvenes, a veces se puede ver en lesiones ulceradas crónicas que no mejoran con tratamiento médico, de ahí la importancia de una biopsia para orientar mejor su tratamiento. Los carcinomas epidermoides son potencialmente metastásicos a los ganglios y también pueden propagarse a otros órganos vía sanguínea; muy diferentes a los basocelulares. Los melanomas son los de peor pronóstico, se pueden propagar a los ganglios y preferentemente por la sangre a otros órganos según el tamaño tumoral, de ahí la importancia de vigilar los lunares ya que es una enfermedad que se puede prevenir. Conociendo los factores de riesgo causantes de esta patología es importante tener en cuenta las precauciones a tomar, con el fin de minimizar la incidencia de esta enfermedad. Un ejemplo típico estaría destinada a las personas que trabajan en las calles y están expuestas constantemente a los rayos solares, las mismas deberían protegerse con vestimentas adecuadas como: sombreros, viseras, camisas mangas largas de preferencia colores claros, sombrillas y sobre todo usar cremas protectoras UVcon un FPS 30 como mínimo. Evitar la exposición solar entre las 10 y 16 horas, así como también el uso prolongado de las camas y cabinas solares. Controlar sus lunares si cambian de color o tamaño, en ocasiones con pruritos o pequeños sangrados, o la aparición de nuevos lunares. Ante la menor duda consultar lo antes posible ya que estos cánceres son altamente curables en sus etapas iniciales. Los tratamientos pueden ser quirúrgicos o radioterápicos, a veces combinados.