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María Livia Ávila engalanó las instalaciones del club con variadas flores y telares en tono rosa, el restaurante Mburicao preparó lomitos rellenos con mousse de puerros, acompañados de zanahorias glaseadas y budín mixto de espinacas y choclos como plato de fondo. El DJ fue Miki Prats y María José Miranda se encargó de coordinar las tareas con las jovencitas.
Juventud y algarabía
Más de 100 señoritas se alistaron para la clásica presentación asuncena, y confiaron sus vestidos a los más renombrados artistas y modistos de la alta costura. No obstante, y más allá de todo protocolo, lo más notable fue la vibrante candidez de las protagonistas, quienes no pararon de divertirse y hacerse fotos, posando hermosas para cada cámara.
Como princesas
La convocatoria fue fijada bien temprano para que las chicas puedan dedicar un tiempo a la captura de retratos familiares, fotos con amigas y, sobre todo, dar los últimos retoques del look. A las 21:00, todas se reunieron en el salón Óscar Pérez Uribe, donde se plasmó la fotografía oficial del evento.
Más adelante se produjo el episodio más esperado: cuando una a una descendió desde lo alto las escaleras, totalmente adornadas con flores, para recibir la medallita conmemorativa correspondiente de manos de los directivos del club y desfilar a través de una larga pasarela entre los invitados. Tras este acto, empezaron a sonar los primeros acordes del vals, que, una vez finalizado, dio pie para que las señoritas, ya sin apuros, se volcaran de lleno a disfrutar de esta noche primaveral única.
El baile
Bajo la dirección del maestro Miguel Ángel Echeverría, la Orquesta Paraguaya de Salón dirigió el solemne vals, dividido en tres momentos. Primero bailaron las debutantes con sus papás, luego con sus acompañantes y, por último, familiares y amigos que, de esta manera, se hicieron partícipes de la velada.