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La elaboración y venta de manualidades es una salida monetaria muy rentable. Emilia empezó este emprendimiento a los 15 años, intentando ser económicamente independiente. “Un día decidí que sería agradable generar mi propio dinero, para no depender mucho de mis papás. De a poco, me fue gustando bastante y ahora no pienso abandonarlo”, expresa.
Realizar pulseritas, chokers y cadenitas siempre fue de su gusto; desde pequeña le fascinaba jugar creando cosas nuevas. “Los accesorios los hago yo; siempre fui muy creativa, ya que me encanta todo lo artesanal. Empecé haciendo pulseritas y ahora vendo muchas cosas más. También hago envíos al interior, pues me suelen pedir para revender”, relata.
Emilia es artesana, aunque no realizó ningún curso de especialización y cada día sigue mejorando. “Aprendí experimentando. Mis accesorios cambiaron muchísimo en comparación a los que realizaba hace cinco años; cada vez son más lindos”, expresa.
Su meta a largo plazo es tener su propio local de ventas y ser precursora de cosas novedosas relacionadas a las manualidades. “Había renunciado a este oficio por seis meses, pero luego volví. Ahora ya no pienso dejarlo; es más, quisiera tener mi tienda de accesorios más adelante. Así también, me gustaría viajar a otros países para traer más materiales”, comenta.
Su motivación no solo se basa en lo económico, sino también en la complacencia de sus clientes. “Lo que más me gusta de lo que hago es la satisfacción de que a las personas les encanten mis accesorios; eso me incentiva a seguir e ir mejorando cada vez más”, expresa.
Según la joven, hay diversas formas de iniciar un negocio; por ejemplo, utilizando nuestra creatividad y ganas de superarnos. “Si sos joven y te va mal económicamente, no te resignes; hay muchísimas oportunidades. Yo empecé con G. 20.000 y hoy en día, en mi negocio, no me va nada mal. Asimismo, no solo se necesita dinero para empezar un emprendimiento, sino también iniciativa y ganas de salir adelante”, finaliza.
Por Joaquín Tande (17 años)