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Todo parecía color de rosa en la última semana de clases previa al receso de invierno, porque el profe aparentaba olvidarse de darnos los deberes, entre tanto ya celebrábamos, cantando We are the champions. Pero faltando diez minutitos para la salida el maestro dice: “anoten, estas son las tareas de vacaciones” y gritás en tu interior un profundo: “NOOO..., por qué a mí”.
En los primeros catorce días la pasaste tranquilo, te divertiste, fuiste a pasear y hasta a farrear con tus amigos. Pero más tarde llega ese momento en que sorprendido exclamás: “¡La tarea!” y corrés directo a tu habitación y sacás el cuaderno de tu mochila “llena de telarañas”, abandonada en una esquina del dormitorio. Entonces; desesperadamente empezás a realizar todos los deberes, luego se los entregás al profe de manera puntual pero vai vai, o una semana después de la vuelta a clases.
“Ni bollo por las tareas” o “las vacaciones son para divertirnos y no para estudiar” son frases típicas que solemos escuchar de boca de un compañero que dice estar tranquilo, pero su punto de vista cambia en las últimas horas del receso invernal. Luego vemos a algunos de nuestros amigos totalmente locos por terminar con sus lecciones.
Una buena opción para evitar el estrés de completar la tarea a última hora y pasar excelente estas vacaciones con nuestros amis es organizar nuestra agenda, por ejemplo: a la mañana realizar los deberes del cole y de la casa, a la tarde salir a divertirnos y a la noche disfrutar del tiempo libre conversando con algún familiar o amigo, ver la tele o leer un libro.
Por Aristides Arámbulo (16 años)