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Ese mundo enigmático y más alla de la lógica que constituyen los sueños, es uno de los fenómenos más estudiados por la psicología moderna; a la vez ha servido como inspiración de cientos de poetas, pintores y músicos a lo largo de la historia, gracias al mágico universo de símbolos y mensajes que forma.
Todas nuestras ambiciones, frustraciones, alegrías y tristezas se manifiestan cuando dormimos. Muchas veces, estas se mezclan de una manera tan confusa que hasta resulta todo un desafío para nuestro entendimiento poder descifrar lo que nos quieren decir. En el mejor de los casos simplemente podrían ser una forma de desahogarse que tiene nuestra mente, aunque también es posible que nos esté queriendo prevenir de algo.
Los sueños pueden ser muy útiles para nuestro propio autoconocimiento, ya que proveen informaciones importantes sobre nosotros mismos. Si comprendemos lo que soñamos, conseguirémos llegar a entender y mejorar varios aspectos de la personalidad de cada uno. El trabajo de investigación, del mundo onírico, de psicoanalistas como Freud, ha ayudado a muchas personas, tanto normales como enfermos mentales, en ese sentido.
Cuando se apagan las luces de casa y llega la hora de descansar, nuestra mente ya empieza a abrir el portal que nos llevará a ese universo paralelo llamado “sueño”. No debemos temerle, solo disfrutarlo mientras dure, pues es una gran forma de escapar de la realidad y vivir aventuras surrealistas en las que las reglas de la lógica, de las que muchas veces nos sentimos presos estando despiertos, no se entrometerán. Recordá esto cuando vayas a dormir.
Por Rubén Montiel (19 años)