Cargando...
En la época de la colonia y la independencia no se conocieron obras literarias hechas por mujeres; esto recién ocurrió desde 1921. Además, las pocas que se iniciaban eran personas de buena posición económica, o hermanas o esposas de escritores. Años después, con la aparición del Taller Cuento Breve, de Hugo Rodríguez-Alcalá, se formó un semillero de féminas creadoras.
En un principio, los textos de las damas buscaron reivindicar la figura de la mujer y denunciar la sumisión en la que esta se veía obligada a vivir. Tal es el caso de la grandiosa Josefina Plá, quien produjo un terremoto literario con sus creaciones que, luego, se convertirían en inspiración para que muchas manos femeninas se animaran a plasmar en papel sus ideas.
En los años 80 se produjo el despertar de la literatura presentada por mujeres; en ese entonces, también comenzaron a aparecer editoriales que publicaban autores nacionales. Las tendencias narrativas costumbristas e históricas tradicionales imperaron un buen tiempo en el Paraguay. No obstante, las escritoras fueron saliendo del regionalismo. El escenario, que siempre era el rural, fue cambiando hacia otros, como la capital o mundos imaginarios.
En 1997 se creó la organización Escritoras Paraguayas Asociadas (EPA), que defiende los derechos de las autoras. En 2011, Renée Ferrer se convirtió en la primera y única mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura. Hoy también poseemos narradoras como Maribel Barreto, quien tiene 50 obras publicadas en 40 años, y Delfina Acosta, quien aparece entre las escritoras paraguayas más buscadas en internet.
A pesar de carecer de un nivel alto de lectores en el país y ser pocas las ganancias con la venta de libros, las guerreras no han detenido su pluma ni su teclado. Por ello, no hay nada más admirable que estas heroínas que contribuyen a la cultura del Paraguay.
Por Lía M. Barrios (19 años)