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Una situación curiosa se da en internet: parientes, vecinos, padres y hasta los abuelos crean sus cuentas en Facebook, para chatear con viejos conocidos y, desde luego, controlar a los chicos; ahora es la red social favorita de los adultos. De repente, ese espacio ya no es solamente de los jóvenes, así que muchos migran al Twitter, casi escondidos de la vista de todos para que no sean acosados por los comentarios de los tíos y evitar sus cuestionamientos.
Por otra parte, las personas adultas, en su intento de actualizarse y llevar el ritmo juvenil, comienzan a invadir Facebook, porque les permite husmear las andanzas de los sobrinos, hijos y hasta nietos, a través de los perfiles. Para justificarse, los mayores dicen que las páginas sociales los ayudan a encontrar el paradero de sus excompas de la escuela y ponerse al día con ellos.
Lo más seguro es que en la comunidad juvenil esta circunstancia atormente la tranquilidad y armonía de la misma, ya que se siente perseguida. Un sondeo internacional de Pew Internet & American Life Proyect –organización sin fines de lucro que monitorea los hábitos tecnológicos de la gente–, en julio del año pasado, concluyó que el 16 % de los jóvenes de entre 12 y 17 años acceden con frecuencia al Twitter, para seguir los pasos de sus ídolos y levantar cualquier info.
La migración de una red social a otra ha sido muy rápida en los últimos años, ya que los jóvenes buscan nuevas aplicaciones y páginas, con el único propósito de comunicarse con mayor libertad y sin control.
Por Desirée Esquivel (18 años)