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Por Graciela Galeano (18 años)
Si le preguntás a un amigo qué está haciendo y te responde: “Estoy divagando”, tenés que entender que es la última moda “ocupar” el tiempo en esta actividad. También en el Twitter o Facebook podemos encontrar estas expresiones incluidas en descripciones de fotos, publicaciones del muro o estados que hacen referencia a reflexiones personales, acerca de la vida, del amor, etcétera.
Normalmente, el divague se desarrolla durante conversaciones con personas de nuestro entorno inmediato, con las que hay mayor confianza. Nace de ocurrencias, siendo motivo de risas y haciendo que algunos momentos que parecían kaigue tengan un nuevo sentido de diversión.
Literalmente, esta palabra significa desviarse del asunto del que se está tratando o vagar sin rumbo, pero en nuestro propio lenguaje tenemos diferentes conceptos, como el de una idea loca, opinión simpática, reflexión fugaz, un razonamiento “de onda”, estar tekorei, jugar con la realidad en la mente, y el más común es el de empezar hablando del cole, fútbol u otra cosa y terminar en un tema completamente distinto, como por ejemplo: el origen del mundo.
El vocablo en cuestión también se emplea cuando no queremos asumir una posición o pensamiento en forma seria y, para evitar la crítica de otra persona, nos defendemos con que solo es un divague, haciendo que se tome a la ligera o en broma algo que pensamos de verdad.
Por lo menos alguna vez has sido autor de un divague, suponiendo cosas fuera de lo común y es importante que identifiques lo que estás queriendo decir, porque a pesar de que parezca un juego sencillo, indudablemente es una forma de expresión, porque transmite lo que sentís, deseás o temés.
Tampoco es conveniente eludir la realidad todo el tiempo; hay que vivir el presente y no solo limitarse a soñar o suponer. Sin embargo, dicha manifestación puede aprovecharse para crear e innovar y es necesario reconocer que ¡buenas cosas se han creado a partir de un simple divague!
Si le preguntás a un amigo qué está haciendo y te responde: “Estoy divagando”, tenés que entender que es la última moda “ocupar” el tiempo en esta actividad. También en el Twitter o Facebook podemos encontrar estas expresiones incluidas en descripciones de fotos, publicaciones del muro o estados que hacen referencia a reflexiones personales, acerca de la vida, del amor, etcétera.
Normalmente, el divague se desarrolla durante conversaciones con personas de nuestro entorno inmediato, con las que hay mayor confianza. Nace de ocurrencias, siendo motivo de risas y haciendo que algunos momentos que parecían kaigue tengan un nuevo sentido de diversión.
Literalmente, esta palabra significa desviarse del asunto del que se está tratando o vagar sin rumbo, pero en nuestro propio lenguaje tenemos diferentes conceptos, como el de una idea loca, opinión simpática, reflexión fugaz, un razonamiento “de onda”, estar tekorei, jugar con la realidad en la mente, y el más común es el de empezar hablando del cole, fútbol u otra cosa y terminar en un tema completamente distinto, como por ejemplo: el origen del mundo.
El vocablo en cuestión también se emplea cuando no queremos asumir una posición o pensamiento en forma seria y, para evitar la crítica de otra persona, nos defendemos con que solo es un divague, haciendo que se tome a la ligera o en broma algo que pensamos de verdad.
Por lo menos alguna vez has sido autor de un divague, suponiendo cosas fuera de lo común y es importante que identifiques lo que estás queriendo decir, porque a pesar de que parezca un juego sencillo, indudablemente es una forma de expresión, porque transmite lo que sentís, deseás o temés.
Tampoco es conveniente eludir la realidad todo el tiempo; hay que vivir el presente y no solo limitarse a soñar o suponer. Sin embargo, dicha manifestación puede aprovecharse para crear e innovar y es necesario reconocer que ¡buenas cosas se han creado a partir de un simple divague!