A los 24 años está prohibido cansarse

"Un muchacho de 24 años no puede estar cansado", afirma Gabriel Gómez (24), quien, luego de un día laboral en un súper de San Lorenzo, parte a las seis de la tarde rumbo a su facultad, donde estudia para ser ingeniero en Informática. En su trabajo, él es el encargado de depósito, así que debe llegar antes de las ocho de la mañana para abrir. A pesar del pesado horario, Gómez afirma estar siempre bien despierto para sus clases en la noche.

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Primero, en 2009, cumplió el sueño de muchos jóvenes e ingresó a la Universidad Nacional de Asunción (UNA) en la carrera de Biología, pero por cuestiones económicas, como suele pasar con nuestros compatriotas, tuvo que dejarla para dedicarse solamente al trabajo. "En la UNA no todo es gratis como dicen. Se deben pagar folletos, libros y otros útiles. Además, los seminarios son carísimos y también resulta difícil pagar dos pasajes todos los días", expresa.

Entonces, consiguió un puesto de cajero en el supermercado Stock que, según Gabriel, es una labor muy dura. Comenta que lo más complicado es el roce con las personas, pues hay gente que por estar a un nivel económico más alto que el tuyo te trata como si fueras nada. "Una vez estaba cobrando a un cliente y me di cuenta de que había elegido tomates podridos y, entonces, se los cambié; al hacerlo, también se modificó el precio y por ello se enfadó mucho", relata.

Buscando mejores oportunidades y un horario que lo dejara retomar sus estudios, envió su currículo a varios lugares, presentando en él a un joven bachiller con muchas ganas de trabajar y que tomó cursos de oratoria y computación. Fue el supermercado El Machetazo de la ciudad de San Lorenzo el que lo aceptó en su plantel, y así Gabriel comenzó en el local empaquetando medias.

Luego de ir escalando funciones, hoy se encuentra como encargado de depósito. "Hay un monto de reposición de mercadería que se debe mantener; yo controlo si baja o está alto. Dieciséis muchachos están bajo mi mando y no podemos cometer equivocaciones", explica. Ahora, Gómez tiene un horario fijo y continúa con sus estudios en la Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo (UTCD).

Si bien muchos jóvenes sienten vergüenza de laburar en supermercados u otras empresas similares, Gabriel opina que para ser grande lo único que hay que poner es esfuerzo y voluntad, no importa dónde. "Si vos decís que no querés trabajar en tal lugar, estás limitando tu oportunidad de aprender. Cuanto más conocimiento adquirís, te hacés una mejor persona", finaliza.

Por Lía M. Barrios (19 años)

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