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En el siglo XIX cuando un artista preparaba una muestra o exhibición, guardaba el último momento de trabajo para compartirlo con familiares, amigos y posibles compradores, que podían apreciar la obra antes que el público en general.
El artista invitaba a sus conocidos para que le ayuden con el paso final de sus obras a exponer: el barnizado o acabado. De allí nace la palabra vernissage, que en francés significa barnizado.
Hoy en día, las obras ya se presentan concluidas y el evento puede ser público y abierto a todo aquel que quiera acercarse el día de la inauguración, de la exposición, o bien, privado, solo reservado a invitados (generalmente clientes, patrocinadores, periodistas, mecenas, amigos, etc.).
Este tipo de evento puede ser organizado por la propia galería de arte, el marchante o representante del artista, o también lo puede hacer el propio artista. El evento se realiza a la tarde noche y dura alrededor de dos a tres horas. Estos encuentros sirven para reencontrase con colegas y seguidores de los caminos del arte, concretar la adquisición de las obras, atender a la crítica y contestar todas las consultas de los presentes.
El fin principal de este tipo de recepción es la socialización, para el acercamiento del público con el artista.
Algunos pasos para organizar la vernissage: establecer un presupuesto para el evento. Hacer una lista de invitados y ajustar la cantidad de personas que pueda asistir. Elegir el lugar donde realizar el evento. Prever un espacio para la muestra propiamente dicha y un espacio previo al ingreso a esa sala para la recepción de las personas. Tener en cuenta la cantidad de invitados que concurrirán. Como es un evento informal en el cual la gente asiste de pie, se debe calcular un metro cuadrado por persona. Confeccionar y enviar las invitaciones todas personalizadas (estas pueden ser impresas o digitales). No olvidar incluir: día, hora, dirección del lugar y solicitud de confirmación de asistencia.
Tener en cuenta la iluminación, esto es fundamental para que las obras sean bien apreciadas, como son “ellas” las que deben lucir, se debe optar por fondos con colores que contrasten y las realcen.
Es muy interesante y creativo plasmar souvenirs, por ejemplo un objeto con imágenes de la obra del artista. Si el autor de la obra es pintor, dibujante o caricaturista puede dar una evidencia de su talento en vivo. Para eso se debe incluir un atril en el salón para que los invitados puedan ver cómo es su proceso creativo. Del mismo modo, deberá servir para conversar y consultar al artista las características y técnicas de su obra. Se debe decidir juntamente con el artista si los precios de las obras estarán divulgados al pie de las piezas o no. Recuerde hacer carteles informando los nombres de las obras, la fecha de creación, el estilo y el tamaño del lienzo.
La gastronomía
Como el fin principal de la vernissage es la socialización, los bocaditos no deben ser grandes, y deben permitir la libre circulación de la gente. La comida en estos casos no debería distraer, aunque en muchos casos lo hace, y no es culpa de la comida, sino de algunas personas que confunden el concepto de vernissage con el de una cena completa. En un evento como este, lo ideal sería ofrecer sándwiches, canapés, saladitos y todo tipo de comida en miniatura, que se pueda comer con la mano (finger food) sin necesidad de utilizar cubiertos, los mismos pueden desfilar en bandejas para el deleite de los presentes, acompañado de diferentes tipos de bebidas, como por ejemplo el vino y el champán, que son las bebidas más tradicionales para este evento y otras bebidas más que estén dentro del presupuesto.
Buen porte y buenos modales te abren las puertas principales…