Casey Fenton, un estudiante norteamericano, adquirió en 1999 un billete de avión muy económico con destino a Islandia. Tras el impulso de la oferta, se percató de que no le alcanzaría el dinero para solventar su estadía en ese país. Para probar, recopiló 1500 direcciones de correos electrónicos de alumnos de la Universidad de Islandia y escribió una carta solicitando un lugar donde hospedarse. Las respuestas positivas que recibió fueron abrumadoras y, como resultado, disfrutó de unas inolvidables vacaciones.
A su retorno, Fenton se dio cuenta de que esa forma de solidaridad se podría extender hacia el resto del mundo. Así, ideó un mecanismo para que los internautas pudieran registrarse y obtener gratuitamente un espacio donde pasar la noche en el extranjero. La adopción del nombre couch, que del inglés al español se traduce como sofá, y surfing, o surfear, conceptualiza el espíritu del programa que permite a los viajeros “surfear” varios sofás.
Para ser un couchsurfer se ingresa a www.couchsurfing.org/login, luego se completa la inscripción para pedir u ofrecer a los miembros un lugar donde permanecer. Cada uno puede especificar cuántos días o cuánta gente puede estar en su casa o convertirse en un guía para el visitante. En Asunción, funciona un club que realiza encuentros, viajes y proporciona información cultural. Compartir, fomentar la hospitalidad y generar experiencias inspiradoras son sus principales finalidades.
“Couch, que del inglés al español se traduce como sofá, y surfing, o surfear, conceptualizan el espíritu del programa que permite a los viajeros ‘surfear’ varios sofás”
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