Respirando arte

Es arquitecto y combina su profesión con la pintura, el dibujo, la instalación y otras ramas del arte. Multifacético, enseña arquitectura en la Universidad Católica de Asunción. Su vida está consagrada al arte.

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Su casa es como una galería de arte. Cuadros, esculturas, muebles atractivos todos ubicados en el lugar exacto, preciso. Christian Ceuppens, arquitecto, vive en un mundo en que se respira arte. Rodeado de naturaleza, su hogar se erige como un monumento artístico, inspirado en las reducciones jesuíticas de Jesús y Trinidad. Desde afuera se observa el arco trilobulado, emulando las entradas de la otrora edificación jesuíta. Es imponente. A lo lejos, a través de los ventanales transparentes, se pueden contemplar las escaleras que comunican las estancias de la casa. Se puede divisar, además, una especie de zaguán, como las típicas casas paraguayas. “Mi hogar se llama Jesús. Todo aquí es arte”, cuenta Ceuppens. Nació en Asunción en 1969. Desde pequeño, Christian quiso ser artista. “Desde que tengo memoria me recuerdo dibujando. Fue algo que creo que ya traje desde el vientre: el cariño y apego hacia el lápiz y el papel”, comenta. Estudió arquitectura y, al egresar, se dedicó a la enseñanza. Es catedrático en la Universidad Católica de Asunción y desarrolla las clases de Diseño y Taller de Arquitectura. Además, se dedica a la pintura, al dibujo, al diseño de modas, a la instalación, entre otras ramas del arte.

“Vivo una vida maravillosa, consagrada al arte”, afirma.

¿Se puede dividir su profesión en arquitecto y artista? No creo en los compartimentos de estanco. Yo creo que uno puede abarcar todo. Cuando trabajo en arquitectura estoy pensando en arte; el tema técnico no está alejado de la creatividad tampoco. Es un todo. Es respirar, sentir, saborear todo lo que tenga que ver con lo estético.

¿De dónde viene su vena artística? Mi padre siempre estuvo en el arte, pero volcado en la música. Creo que él como otros familiares influyeron en mí para que esté también en el mundo del arte.

¿Cuál es la situación del arte en nuestro país? Creo que la pregunta más bien tendría que ser a un crítico del arte y no a una persona que produce. Siempre nosotros tenemos una posición diferente con respecto a eso. Yo creo que todos los momentos son interesantes. Hay gente nueva y nuevas propuestas. Este es un ámbito bastante complejo. Voy a decir lo que dicen todos: hay poco apoyo.

¿El público incide en esa falta de apoyo? Creo que la gente tiene mucha necesidad de conseguir y consumir arte nacional. Y hablo de todo tipo de arte: cine, pintura, escultura, música, instalaciones, etc., por lo cual creo que es muy difícil que exista un retroceso. Los artistas y el público son los que abrirán más espacios en este mundo artístico.

¿Con qué estilo se identifica? No creo en los estilos. Me considero una persona de una producción contemporánea y esencialmente con un enfoque hacia lo experimental. Eso es lo que te puedo decir. Los estilos son muchísimos y todos son válidos, todos son útiles y me valgo de muchos también, pero sí, creo que trabajo más con un lenguaje contemporáneo.

¿Qué mensaje quiere transmitir a través de sus obras? Busco mostrar mis preocupaciones sobre la vida, el individuo en su medioambiente, cómo nosotros utilizamos nuestros espacios, de buscar el porqué de la condición humana. Yo siempre fui de estar cerca del origen y sentido de la vida como modo de expresión. En estos últimos años intento mezclarme con lo cotidiano, la ciudad, el deterioro de la persona y ver cómo reaccionamos ante las diversas situaciones que se presentan en la sociedad.

Tiene una casa muy bonita, ¿cómo le nació la idea de una “galería-hogar”? Cuando conocí este lugar dije que lo quería como vivienda. La idea es erigir algo parecido a un oratorio en el camino, como los nichos en las carreteras. La casa es espaciosa porque me gusta el vacío; por eso no hay puertas. Todo está totalmente integrado. Quería jugar con ese vacío pero desde la pesadez. La edificación tiene esa dicotomía de jugar con lo muy liviano y lo muy pesado. Es como una constante búsqueda de uno mismo, de observar el paisaje. La construcción duró 15 años. Yo trabajo con el brutalismo, en este caso. Se trata de una corriente que utiliza los materiales de la naturaleza tal cual son y aprovecha al máximo su sentido de expresión.

Christian señala que eligió ese estilo porque no le gusta el revestido ni las ornamentaciones y que prefiere seguir la lógica de cada material, es decir, utilizarla en su estado puro. Lo cual se puede ver en la mayoría de sus obras.

Búsqueda constante

El arquitecto se define como una persona apasionada por su oficio y cuenta que fue absorbido completamente por él. “Además, soy esencialmente positivo”, afirma. Por otra parte, comenta que busca despertar conciencia desde su labor artística. “Por eso sigo luchando; mi trabajo es lo que me mantiene vivo y me da ganas de despertarme cada mañana. Así disfruto de la vida”, expresa. También comenta que se encuentra dentro de un proyecto llamado Me Intervenciones Arte, que trata de intervenciones urbanas. “Mis planes arquitectónicos y artísticos independientes daremos a conocer en breve”, dice. Christian insta a las personas a buscarse a sí mismas para comprenderse. “Debemos estar en una búsqueda constante”, finaliza.

Texto jose.riquelme@abc.com.py

 

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