Paz y bien

La pintura al óleo es terapéutica para el alma y la mente infantiles y adolescentes, que muchas veces se sienten solas y vacías. Es lo que descubrió Anny Cazzola, licenciada en Psicopedagogía, en los talleres que imparte y culminaron con una exposición de las obras que elaboraron durante este año.

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Pintar un cuadro podría ser la obra de un gran artista o el hobby favorito de alguien con talento. Este taller de arte “salva a muchos niños y jóvenes de la indiferencia, falta de amor, inseguridad, vacío, soledad, indiferencia, lo fácil, lo instantáneo, que es lo que les causa el caos en que viven”, sostiene Anny, quien les enseñó las técnicas sobre lienzo, y asegura que le encantaría contar con mil alumnas y hacerles partícipes de este mundo. “Yo también soy limitada, pero es el legado que dejaré a este mundo, a este país”.

Pese a excusarse por no ser profesora de pintura, se considera educadora. “Utilizo el arte como recurso para transformar la actividad plástica de todo niño o adolescente en un aporte para su desarrollo integral, un camino que permita su autoconocimiento y luego su autorrealización. Aprovechamos su impulso creador y lo canalizamos empleándolo como herramienta para que les surjan ideas, transformen lo que ven, gocen con lo que realizan y, en ese trayecto, estructuren su personalidad”.

Esta práctica es sublime, pues refiere: “El arte es un modo de aprender, conocer, captar conciencia de belleza, de aumentar la capacidad de observación, el nivel de percepción que enriquecen sus experiencias y les enseña a vivir el presente plenamente, dejando huellas en sus trabajos”.

Una obra puede motivar algunas áreas de la psiquis, poner en marcha mecanismos positivos. Su teoría es que el arte favorece la evolución de sentimientos y emociones, y estos, una vez educados, nos devuelven un ser creativo y feliz.

Varias veces Anny se preguntó cómo esta disciplina cautivó todo su tiempo. La respuesta la encuentra hurgando en sus recuerdos. “Fue en el entorno que acompañó mis primeros años de vida: nada de televisión, relatos de mis abuelos con los que me deleitaba, una familia de maestros de alma, mi madre cantando todo el tiempo. Ella me enseñó a valorar el teatro, la danza, la poesía, la música y las artes visuales”. Una fuente inacabable de creaciones que hacen que nuestro paso por el mundo tenga verdadero significado.

“Aprovechamos su impulso creador como herramienta para que les surjan ideas, transformen lo que ven, gocen con lo que realizan y estructuren su personalidad”

mirtha@abc.com.py

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