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La masa juvenil se volcaba hacia las tiendas de ropa que abundaban en zonas que se volvieron emblemáticas. Se movían al ritmo de la música de The Beatles, Rolling Stones, Small Faces y The Who. Existían estándares de belleza y costumbres inviolables. Londres era el centro del diseño y el color. Toda una cultura pop. En ese contexto de jóvenes con ganas de gastar y de mayor libertad en sus expresiones, la diseñadora británica Mary Quant, nacida en 1934, se animó a lanzar una prenda que, pese a todo pronóstico, sí se hizo perdurable. Soportó críticas y censura, pero la minifalda sigue vigente. Hoy adaptada a las nuevas tendencias, pero siempre con su esencia mini.
“Quien creó la minifalda fue el diseñador francés André Courrèges en 1964, pero no se animó a lanzarla”, comenta Carlos Aguirre Saravia, profesor de la Escuela Argentina de Moda, consultado brevemente para esta nota.
Un año después, en 1965, Mary Quant se atrevió a lanzar los vestidos mini. Londres se transformó en centro de la moda. Ella se instaló en Carnaby Street, un punto de visita obligatorio (zona comercial popularizada por amantes del estilo de vida modernista y alternativa). Aunque la diseñadora abrió su boutique casi una década antes, se convirtió en la más requerida desde su gran lanzamiento. Los diseños de Mary Quant eran de formas simples y colores intensos, como el verde, ciruela y rojo. Creó pantalones campana, la micromini (la más cuestionada y de mayor impacto), impermeables para lluvia y maxifaldas. Empleó los tejidos de punto acanalados, las rayas y cuadros, y también material sintético para las confecciones. En los look aparecieron las botas a la altura de las rodillas, las boinas y corbatas.
La minifalda que llegó a medir solo unos 34 cm recibió fuertes críticas, así como halagos. El éxito fue tanto que trascendió las fronteras. Quant comenzó a fabricar accesorios y una línea de cosméticos y, en 1966, recibe de manos de la reina Isabel II la Orden del Imperio Británico, condecoración por su aporte como diseñadora.
Modelos como la famosa Twiggy se adecuaban perfectamente al estilo de creaciones de Quant, ya que la mini fue pensada para cuerpos delgados. Mary Quant impuso con sus creaciones el prototipo de mujer no voluptuosa con piernas muy finas y largas. Las melenas eran de preferencia rectas y con flequillos, los ojos se acentuaban con rímel y pestañas postizas.
El Swinging London no solo tenía como símbolo de la moda a Mary Quant. La supermodelo Jean Shrimpton se destacaba por su belleza en 1965 y Twiggy fue elegida mejor rostro un año después.
Entre los años 1965 y 1970, París quedó en segundo plano, comenta Aguirre Saravia. “Allí estaban Paco Rabanne, Pierre Cardin, Courrèges —muy importantes—, pero en el 65 se establece el poder juvenil, y la industria de la moda se dirigió a ellos. Londres era el centro”.
Courrèges, que disputa la autoría de la minifalda con Quant, lanzó casi en paralelo a ella una moda futurista con vestidos geométricos, blancos. La gran diseñadora de moda francesa Coco Chanel (1883-1971) dijo sobre la minifalda: “¿Usted cree que una mujer va a parecer más joven porque enseñe las rodillas y los muslos? Es chabacano e indecente, dos cosas que odio”. Pero los jóvenes de la era Swinging London reclamaron otras necesidades.
Inicios
La diseñadora Mary Quant abrió su primera tienda cuando solo tenía 21 años con una inversión de 10 mil libras esterlinas heredadas y con el apoyo de su esposo, el trompetista y fotógrafo Alexander Plunket Greene. Mary fue coetánea a sus consumidoras, por eso le fue fácil saber lo que estas necesitaban. En su exitosa década del 60 tuvo tres tiendas en Londres, que terminó cerrándolas para ampliar las líneas de marca como maquillaje, lencería, medias y accesorios. El 11 de febrero cumplió 79 años.
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