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En algún momento se habrán preguntado para qué sirve el protocolo y las reglas de etiqueta en un mundo globalizado, en el que cada vez más se promueve la igualdad; permítanme decirles que estoy a favor de la equidad, en todos los órdenes. Con base en este principio, deseo, asimismo, aclararles que considero absolutamente necesario crear mecanismos que faciliten esa convivencia armónica, justa, agradable y solidaria entre las personas que conviven en las distintas naciones y pueblos de nuestro planeta. Les hablaré de un aspecto imprescindible dentro de la comunicación, sea entre personas, instituciones o naciones: la cortesía, base de la etiqueta, el ceremonial y el protocolo, que requiere de una serie de pautas que facilitan la convivencia entre la gente. Su correcta aplicación contribuye a mejorar la relación entre quienes habitan un país, y entre este y la comunidad internacional de naciones. De ahí su importancia y su gran potencial para establecer convenios o acuerdos que, en muchos casos, han evitado confrontaciones, tanto en el ámbito público como en el privado porque, finalmente, ambos estadios se retroalimentan. El ceremonial, el protocolo y la etiqueta forman parte de la historia de los pueblos. Es bueno recordar que, desde las primeras formas de organización social, las personas han ido incorporando ritos, costumbres y ceremonias para destacar hechos de relevancia dentro de la comunidad, como por ejemplo los ritos de iniciación o para invocar a los dioses.
La necesidad hizo, asimismo, que los pueblos buscaran caminos para comunicarse entre sí; sea para una declaración de guerra, sea para una negociación o una petición de mano que estableciera la paz entre dos reinos. Es verdad que las reglas van cambiando con el tiempo, acompañando a la evolución humana. Por eso, hasta hoy día, se van incorporando –a nivel del Estado y de la sociedad– determinadas costumbres antes desconocidas, como por ejemplo las reglas para la comunicación informática.
La sociedad moderna exige un estilo diferente en relación con nuevos desafíos. Sin embargo, el valor de la cortesía sigue vigente, aunque haya evolucionado en el tiempo en cuanto a su práctica. Con este convencimiento, estaré compartiendo con ustedes a través de Nosotras, en materia de etiqueta y protocolo, porque coincidirán conmigo que la cortesía es primordial y una herramienta formidable para arbitrar divergencias y enfrentamientos.
Concluyo la presentación de este primer capítulo con una frase del genial creador William Shakespeare: “Más batallas se han ganado con la sonrisa que con la espada”.