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Esta sofisticación y elegancia se ve reflejada en todo su esplendor en la manera de vestir, caminar, sentarse, hablar, sonreír, mirar, comer, beber y no solamente está asociada a la ostentación, al refinamiento y al lujo, sino a la manera de actuar. Si buscamos el término en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) nos encontramos con que se relaciona con el encanto sensual que fascina; es decir, que podría ligarse a una belleza que es sofisticada y elegante. Este concepto se volvió sumamente popular entre las décadas de 1930 y 1950 para referirse a la forma de vestir y de vivir de ciertas personas, usando como referencia el aspecto de varias estrellas de Hollywood que dejaron verse con peinados y vestimentas de alta costura, producto del trabajo de prestigiosos peluqueros, maquilladores, diseñadores y modistos, que permitían que se vieran sumamente elegantes y atractivas. El glamour es diferente de la belleza simple y tradicional, porque una persona puede ser bella, pero si carece de elegancia pasará inadvertida.
Hoy en día podríamos decir que el glamour es la elegancia que empareja a una persona, es la forma de saber estar, de comportarse. El glamour diferencia a una mujer por su vestuario dotado de hermosura y sencillez; una mujer glamorosa anda sin carreras, perfumada, con la mirada alta. En los hombres… por qué no; pulcros, bien vestidos, elegantes, caballeros y galantes sin que de ninguna manera su condición viril se vea comprometida.
El protocolo y la etiqueta
Lo más importante en protocolo es reconocer que una persona, además de saber, debe también ser, pues no solo con educación se puede actuar en sociedad. Una persona no es solo cultura, formación, educación o amabilidad. Una persona es un conjunto de todos esos elementos que combinados hacen posible que una persona sea completa.
La etiqueta es un código que representa las expectativas del comportamiento social, de acuerdo a las normas dentro de una sociedad, clase social; o grupo social, reflejo de las fórmulas de conductas establecidas. Los códigos de etiqueta disponen y limitan las maneras en que las personas o grupos sociales interactúan entre sí, fundados en el respeto para los otros y las costumbres aceptadas en una sociedad.
Algunos códigos de etiqueta y protocolo modernos a tener en cuenta son: saber invitar y recibir. Saludar a los familiares, amigos y conocidos con calidez y respeto. Abstenerse de los agravios y las curiosidades que no construyen. Contribuir en las conversaciones sin avasallar. Ofrecer asistencia a aquellos que lo necesiten. Comer pulcra y discretamente. No comer en espacios cerrados, como buses, estaciones, trenes, otros. No fumar en recintos cerrados.
Nunca lanzar el cigarrillo encendido por una ventana. Siempre pregunte o pida permiso antes de encender el cigarrillo. No hablar con el cigarrillo en la boca. Nunca tirar las colillas del cigarrillo al piso. Evitar molestar a los otros con ruido innecesario. Ser siempre puntual. Reconfortar al angustiado. Responder “sí” o “no” a las invitaciones recibidas puntualmente. Aceptar regalos o favores con respeto, dando las gracias o rechazándolos con buena educación.
Usar vestimenta apropiada para cada ocasión. Para finalizar este material, podríamos definir el glamour como un todo: etiqueta, protocolo, buen gusto, estilo y mucha personalidad, como lo dice Marc Jacobs: “La ropa no significa nada hasta que alguien se la pone”. Hasta la próxima entrega.
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