Emblema de un imperio

Se define como una emprendedora; no obstante, para el mundo de la moda, simboliza uno de los imperios más grandes y prolongados de la historia. En 1918, los padres de Anna Fendi (82), Edoardo y Adele –Casagrande– Fendi, fundaron la afamada casa italiana que lleva el apellido familiar, cuya prosperidad evolucionó irrefrenablemente. Edoardo falleció a temprana edad, dejando a Adele al frente del negocio. Reacia a ocupar un sitio en la conducción del mismo, Anna apuntaba a ser decoradora de interiores, pero junto con sus hermanas Paola, Franca, Carla y Alda se convirtió en el pilar del sello Fendi hasta el 2000, año en que este pasó a manos del grupo francés LVMH (Moët Hennessy-Louis Vuitton).

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Tras la negociación, ella incursionó en el sector hotelero. Igualmente, junto con su esposo, Giuseppe Tedesco, se planteó un propósito que encaminó a la entusiasta pareja del buen vino a recorrer toda Italia, en búsqueda de aquellas cepas pertenecientes al segmento premium. Genuinamente alegre y espontánea, declara gozar plenamente la vida.

Desde “la bota”, y a días de arribar al Paraguay, en esta charla transmite carisma con una modestia implícita en cada palabra suya. La emperatriz de Fendi proyecta convicción y, principalmente, originalidad, a través de notables cuotas de humor y picardía.

Representás a una de las marcas líderes en moda a nivel global. ¿Cómo sintetizar quién es Anna Fendi?

Soy una joven emprendedora de 82 años, con muchas ganas de divertirse y disfrutar la vida, haciendo lo que me gusta. En Fendi era responsable del producto, y trabajé una vida entera con Karl Lagerfeld y mis hermanas, tanto en las colecciones como en expandir el apellido hacia el mundo. Después de la adquisición de Fendi por parte del grupo LVMH (Moët Hennessy-Louis Vuitton) emprendí una nueva carrera en el área de hotelería, reestructuré una histórica residencia familiar para transformarla en una boutique hotel, con 21 habitaciones, además de un restaurante con estrella Michelin –distinción que lo ubica entre los de elevado nivel–. Mi esposo, Giuseppe, y yo compartimos el amor por el buen vino y juntos encaramos un divertido proyecto que nos permite viajar por Italia en busca de los mejores. Hoy contamos con una selección de 21 vinos, tres espumosos y dos destilados. Siempre gusté de enfrentar desafíos, crear proyectos que me posibiliten contactar con jóvenes artistas y profesionales. No sé cómo utilizar un ordenador y no hablo inglés, pero la tecnología y los medios de comunicación me seducen. Soy una mujer curiosa, que trabaja muchas horas al día, se alimenta sanamente y nunca se frena ante las dificultades.

¿Se puede aseverar que tu apego a la moda es fruto de tu infancia como hija de Adele?

Soñaba con ser decoradora de interiores. Desdichadamente, mi padre, Edoardo Fendi, murió muy joven y mi madre necesitó ayuda en la tienda. Así se dio todo. Realmente no me gustaba, me aburría mucho. Decidí cambiarlo, ajustarlo a mis aptitudes y deseos. Empecé como escaparatista, pero asumí los retos sugiriendo el desarrollo de nuevos productos, renovando y expandiendo las tiendas. Tras comprar el palacio Fendi, en Via Borgognona, Roma, mi hermana Carla y yo nos atrevimos a explorar el mercado estadounidense, y el éxito que obtuvimos fue increíble. Bergdorf Goodman nos propuso un shop in shop, con entrada directa de la neoyorquina 5.ª Avenida.

¿Qué memorias de tus progenitores atesorás de esos años de incipiente crecimiento?

Fundamentalmente, la gran personalidad de mi madre y su carisma. Ella fue una guía sustancial para nosotras, y siempre le he guardado un gran respeto y admiración. Adele Fendi fue una mujer fuerte e innovadora, quien luchó su vida entera por la unidad de nuestra familia.

Justamente, Fendi nació como una empresa familiar. Hoy es insignia mundial del lujo... Se trató de un largo proceso. En 1960, el primer paso fue centralizar la marca en una única sede como tienda, showroom y laboratorios. En 1965, el segundo y gran paso se inició con la llegada de Karl Lagerfeld, pero Fendi se coronó internacionalmente recién en 1975, con la inauguración de una tienda en Nueva York, Estados Unidos. El prestigio es el resultado de una labor de equipo y la gran unidad entre mi madre y mis hermanas. Cada una asumió una ocupación, pero antes de cada colección nos sentábamos con Karl Lagerfeld a discutir e intercambiar ideas.

¿Qué impulso dio a la marca la incorporación de Lagerfeld?

En 1965, mi gran amigo el Conde Savorelli di Lauriano me presentó a un joven muy talentoso procedente de París, quien trabajaba en una alta sastrería romana. Fue amor a primera vista y, después de 50 años, el matrimonio Fendi-Lagerfeld continúa sin crisis. En la actualidad, Karl trabaja con mi hija María Silvia –Venturini Fendi–, la autora del bolso Baguette. Para mí, ha sido un orgullo y un gran privilegio trabajar con él. Es un genio que con pocos trazos diseña modelos perfectos. Con Karl Lagerfeld empezamos a modificar las reglas de la moda, sobre todo, en marroquinería y peletería, para escribir un nuevo capítulo de elegancia y femineidad. Aún conservo muchos de sus bocetos, que son verdaderas obras de arte. Mi tarea consistía en hacer de sus diseños una realidad. Nunca he diseñado en toda mi vida; no soy capaz. Como responsable de todas las licencias de la marca, me encargaba de seleccionar los materiales, supervisar los laboratorios productivos y crear cada diseño, desde el prototipo hasta el modelo final. Una vida de muchos sacrificios que nos ha dado grandes satisfacciones.

Fendi se posicionó como una de las principales compañías italianas. ¿Qué desencadenó su venta?

Tomamos la decisión en el 2000 y se vendió al grupo francés LVMH (Moët Hennessy-Louis Vuitton). Un emprendedor debe reconocer hasta dónde puede llegar, y nosotras precisábamos una organización fuerte con un toque internacional para escribir el nombre Fendi en la historia de la moda; consagrar nuestros esfuerzos. Mi relación con LVMH es estupenda. Me honra representar a la marca mundialmente, como embajadora y madre de Silvia, quien, al lado de Karl, concibe un nuevo bolso superexitoso para cada temporada. Hoy, Fendi tiene más de 150 tiendas en todo el mundo y sigue avanzando.

Hace algunos años se especuló acerca de conflictos entre las hermanas Fendi... Los medios aman generar historias que no existen. Cuesta creer que cinco hermanas, mujeres y emprendedoras, nunca luchen o discutan, pero puedo garantizar que cada una, con su personalidad y obstinación, trabaja con el objetivo de engrandecer y fortalecer la firma. Siempre trabajamos como los dedos de una mano: diferentes, pero complementarios.

¿Planes en puerta?

Estoy con muchas aspiraciones: hoteles, wine bar y vinos. Tuve la suerte de nacer en Roma, una ciudad que en cada esquina es fuente insaturable de inspiración. Siempre me han fascinado el arte, la búsqueda de la belleza y la conversión de lo ya existente. Disfruto trabajar con profesionales jóvenes que tienen experiencias internacionales; me transmiten energía, ganas de descubrir y continuar creando. Cuando me preguntan el sentido de la palabra marketing, nunca sé cómo contestar, pero estoy segura de que es la llave mágica del éxito.

¿Estuviste antes en el Paraguay? ¿Cuáles son tus expectativas?

Sí, estoy muy curiosa de descubrir el país y a su gente encantadora y cariñosa. Espero degustar una sopa paraguaya, comprar un maravilloso ñandutí y conocer a los artistas más prometedores e innovadores.

¿Conocés algo de la moda paraguaya?

La moda paraguaya es aún muy joven, pero de un sólido crecimiento. He visto algunas creaciones de Celina Mersán, y espero encontrar a más diseñadores y creativos talentosos en este viaje.

Durante el Fashion Talks, ¿qué deseás compartir?

Me gustaría transmitir dos conceptos: primero, que la moda no es insustancial, solo quienes la desconocen pueden pensar de esa manera; y segundo, que existen muchas clases de lujo, como el del espacio, la hospitalidad y la amabilidad. Existe también el lujo de la humildad, que es un sentimiento muy aristocrático. Está, además, el lujo de saber encontrar en el trabajo, la vida, la diversión y la amistad aquella riqueza que puede probar quién tiene tolerancia y misericordia.

De la mano del “Káiser de la moda” cambió las reglas y, tras 15 años de la cesión de Fendi, sigue siendo una de las figuras que encarna al imperio que engendraron sus padres.

Fashion Talks

Enmarcado dentro del Asuncion Fashion Week, el ciclo de conferencias de moda, diseño e imagen se desarrollará el jueves 27, en Broadway (Sucre esq. Capitán Brizuela). Además de Anna Fendi, el evento contará con la participación de personalidades de la talla de la mundialmente reconocida diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada.

Así también, la argentina Mariana Riveiro, periodista y bloguera de moda, y Nicolás Zaffora, con amplia experiencia en la asesoría de imagen masculina, serán parte de la cita. En su edición primavera-verano 2015-2016, el Asunción Fashion Week comienza el miércoles 26 con una exclusiva avant première y continúa desde el viernes 28 hasta el domingo 30, con lo mejor de los diseños y la pasarela local.

Anna Fendi

Estilista, heredera y propulsora del poderío Fendi, visita el Paraguay por primera vez para contagiar sus conceptos en la serie de conferencias previstas para el Fashion Talks, convocado en el marco de la próxima edición del Asunción Fashion Week. 

nadia.cano@abc.com.py

Agradecimientos Giuseppe Fontani, consultor personal de Anna Fendi.

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