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Disminuir el brillo. Reducir la intensidad del brillo de la pantalla ahorra considerablemente el consumo de energía. Existen muchas opciones en la configuración de la pantalla que facilitan el cambio de intensidad del brillo en determinados horarios.
Apagar la vibración. Esta es otra función que consume mucha batería. Si no se la necesita, es importante apagar la vibración con las llamadas, notificaciones de mensajes o cada vez que se presiona la pantalla.
Reducir el tiempo de bloqueo de pantalla. Gran parte de la vida de la batería se consume en el uso de la pantalla de inicio. Cuanto antes vuelva a oscurecerse la pantalla después del uso, más energía se ahorrará. Por eso es buena idea reducir el tiempo que pasa hasta el bloqueo automático de pantalla. También se ahorrará energía al prescindir de fondos de pantalla animados.
Deshabilitar recursos y servicios sin usar. Es altamente recomendable deshabilitar las funciones wifi, Bluetooth y GPS en caso de no ser usadas y solo encenderlas cuando sean necesarias.
Notificaciones de redes sociales. Dependiendo de los contactos que se tengan en estos espacios, el número de notificaciones pueden ser constantes, consumiendo conexión y batería. Para ahorrar energía, es necesario desactivar las notificaciones de nuevos eventos, estatus, mensajes, etc.
Administrar las aplicaciones. Es importante instalar las últimas actualizaciones de software y aplicaciones. Las actualizaciones a veces incluyen mejoras en el rendimiento de la batería. Asimismo se debe desinstalar o deshabilitar aplicaciones que nunca se usan. Muchas aplicaciones ejecutan procesos o sincronizan datos en un segundo plano, incluso cuando no se las usa.
Supervisar en qué se gasta la batería. Tanto con dispositivos Android como iPhone es posible supervisar qué porcentaje de la batería consume las aplicaciones que se utilizan, así se sabrá cuáles gastan más energía y vale la pena tener abiertas o cerradas.
Evitar las altas temperaturas. Aunque en nuestro país esto es algo difícil de evitar, hay que tener en cuenta que los smartphones están diseñados para funcionar en condiciones óptimas a temperaturas inferiores a los 35 °C. Para poder mantener la carga de un smartphone es necesario evitar colocarlo en lugares muy calientes. Por ese motivo, no es recomendable dejar el equipo expuesto por mucho tiempo al sol o sobre superficies con alta temperatura.