Cargando...
Uber, Lyft y otros servicios de reservas de coches con conductor amenazan a los taxis. La plataforma de alojamiento Airbnb compite con el sector de la hostelería. Y muchas otras nuevas empresas basadas en la tecnología móvil y en internet permiten a las personas ganar dinero fuera de los canales tradicionales de empleo cocinando para otros (Bon Appetour), ocupándose en su lugar de reparaciones a domicilio (Thumbtack), de hacer la compra (Task Rabbit) o de la lavandería (Washio), así como haciendo entregas de comida a domicilio (Instacart, Postmates, Grubhub).
Esta economía colaborativa podría representar 235.000 millones de dólares a nivel mundial en el 2025, frente a los 15.000 millones que supuso a finales de 2014, según las estimaciones PriceWaterhouseCooper (PwC) .
Uber ya se ha extendido a más de 60 países y tiene un valor estimado de 50.000 millones de dólares. Mientras que Airbnb está valorada en 25.000 millones y opera en 190 países.
Estas plataformas tienen el potencial de “cambiar radicalmente desde la forma en la que consumimos, a cómo trabajamos”, resumió el estudio de PwC.
Sus defensores cuentan con la opción más amplia y muchas veces menos cara ofrecida a los consumidores, así como con la posibilidad de ganar dinero con recursos infrautilizados como su vehículo, su apartamento o su tiempo libre.
Sin embargo, los detractores cuentan pérdidas de las industrias tradicionales, que a menudo habían invertido pesadamente, una competencia desleal y la falta de protección de los consumidores y de los trabajadores.
Los nuevos servicios de la economía colaborativa se escapan a la normativa aplicable a los taxis, hoteleros u otros sectores, pero sus partidarios aseguran que se autorregula. Pero no todo el mundo está de acuerdo y señalan la necesidad de imponer reglas a un sector que está evolucionando muy rápidamente.