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Diversas fuentes de la “frontera seca” entre Paraguay y Brasil coincidieron en que existe una “guerra declarada” entre el paulista Primer Comando da Capital (PCC) y el carioca Comando Vermelho, este último leal al capomafioso Luiz Fernando da Lima, alias “Fernandinho Beira Mar”, al señalar que el poderoso narcoempresario Jorge Rafaat Toumani, de origen brasileño, mantenía en los últimos años el control absoluto sobre todos los negocios efectuados en el mercado negro en aquella zona del país, sin permitir que otras facciones criminales lleguen a instalarse en Pedro Juan Caballero.
Los investigadores policiales manejaban la información de que los dos más poderosos grupos criminales del Brasil se unieron, junto con otras organizaciones de menor poderío que operan en el estado brasileño de Paraná, para planificar el asesinato de Rafaat y que una vez que pudieron sacarse de encima al enemigo común, el PCC y el Comando Vermelho se entablaron en una “guerra total” por la hegemonía del tráfico de armas y drogas en la región.
“El último trabajo que ambas organizaciones criminales hicieron juntas fue la eliminación de Rafaat y puso fin a un ‘romance’ de 14 años”, especificó una fuente consultada.
Jorge Rafaat Toumani fue asesinato en un atentado tipo comando perpetrado la tarde del 15 de junio de 2016 en pleno centro de Pedro Juan Caballero. Para su materialización los sicarios utilizaron armas de grueso calibre y vehículos blindados.
“Rafaat era el que dominaba todo el tráfico de estupefacientes en la zona. Todos los narcotraficantes tenían que tener su bendición para trabajar en la frontera. Incluso había fuertes versiones de que el narcoempresario poseía una cierta protección del propio Ministerio del Interior, que veía en él un mal necesario y así evitar una guerra en la frontera, tal como ahora ocurre”, refirió un informante.
La importancia del “botín de guerra”
De acuerdo a las informaciones manejadas en los últimos meses, las dos poderosas organizaciones criminales pelean por el dominio de las mayores plantaciones de marihuana de América Latina, que están diseminadas en el departamento del Amambay, y por el “corredor” de la cocaína colombiana, boliviana y peruana, un negocio que genera unos 500 millones de dólares al año.
La investigación fiscal y policial apuntó sus principales sospechas del atentado contra Rafaat hacia el poderoso narco Jarvis Chimenes Pavão (48), quien actualmente guarda reclusión en la Agrupación Especializada de la Policía. Sin embargo, continuaría dirigiendo a su organización desde la prisión. Incluso se llegó a manejar el dato de que se alió con el PCC para eliminarlo.
La muerte de Rafaat hizo que la guerra tras el fin de la “alianza” entre el Comando Vermelho y el PCC se extendiera también hasta los centros penitenciarios del Brasil, que fueron escenarios de sangrientas masacres, como en Manaus (Amazonas) y Boa Vista (Roraima).
Avance criminal que preocupa
Una comitiva de la Policía Civil del estado brasileño de Mato Grosso do Sul, limítrofe con nuestro país, expresó semanas atrás al ministro del Interior, Lorenzo Lezcano, su preocupación por el avance en la “frontera seca” de las poderosas estructuras criminales brasileñas, específicamente del Primer Comando da Capital (PCC) y del Comando Vermelho.
La delegación policial brasileña señaló que la presencia de esas bandas criminales se consolida cada vez más, sobre todo después del asesinato del Jorge Rafaat Toumani. “El PCC consiguió ser el primer cartel brasileño de tráfico internacional, el ‘Narcosur’ como le llamamos, que envuelve Bolivia, Paraguay y Brasil”, afirmó por su parte el fiscal brasileño Marcio Sergio Christino, especializado en el crimen organizado, a un medio de comunicación de su país.
El PCC en la actualidad es una banda criminal bien organizada y estructurada, cuya trascendencia ha traspasado las fronteras del Brasil, con el apoyo de redes mafiosas de Paraguay, Argentina, Bolivia y Colombia. Cuenta con numerosos integrantes que financian acciones ilegales en el estado de São Paulo y ejerce un liderazgo en varias unidades del sistema penitenciario de la principal unidad federativa del Brasil. Tiene más de 100.000 integrantes.
El Comando Vermelho, con sede en Río de Janeiro, fue en su tiempo la organización criminal más importante de Brasil. Pero ha perdido terreno después del surgimiento del PCC, debido a que no es tan organizado como este último ni tiene una vocación hegemónica. Cuenta con 50.000 combatientes.