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Bajo el lema de “Todos unidos por la integración latinoamericana en los derechos y las acciones para hacer realidad los derechos humanos de los niños, niñas, adolescentes vulnerados por sus familias, el Estado y la sociedad civil” entre el miércoles 12 y el viernes 14 de noviembre último, magistrados y operadores del sistema de la Niñez, Adolescencia y Familia debatieron en cuatro comisiones asuntos relacionados a políticas públicas, legislativas y programas, derechos humanos, familia, niñez, adolescencia y justicia, jóvenes infractores, sociedad, Estado y justicia, como igualmente el maltrato infantil, alienación parental y violencia de género.
Los latinoamericanos que creen en la integración y el cambio superador en beneficio del respeto de los derechos humanos de niños, niñas, adolescentes y familias latinoamericanas en situaciones difíciles es posible.
El desafío es aplicar lo aprendido en todos los congresos, releer las ponencias, conferencias e intercambiar en forma permanente las ideas, más aún en un fuero muy dinámico y complejo como es el de referencia que tuvo la activa presencia de nuestro país, el Paraguay con varios magistrados, defensores públicos, un camarista de Villarrica y funcionarios de la Circunscripción Judicial del Este del país.
El evento fue enriquecedor porque tal como lo señala uno de los exponentes argentinos, Osvaldo Carabajal, nos invita a anticiparnos para reflexionar colectivamente sobre qué y cómo se puede optimizar la tarea como agentes de un cambio cultural, que anticipe a las instituciones a los problemas inherentes a los niños, adolescentes y familia.
Para ello se propone el uso de herramientas de la prospectiva, como es la encuesta Delphi, que consiste en un método de estudio del futuro teniendo en cuenta la evolución de los factores del entorno socio económico y sus interacciones.
Dos elementos (de paso no habitual en nuestro medio) influyen en este sistema: uno, planificar seriamente el futuro, y en segundo lugar la estructuración de un proceso comunicativo grupal efectivo al tratar un problema complejo de un grupo, en este caso, los operadores del sistema de la niñez y adolescencia con la ciudadanía toda que debe necesariamente sentirse involucrada e identificada con el fuero.
Se debe ganar la confianza de la población, consciente de que cualquier vulneración de los derechos de sus hijos tendrá la respuesta inmediata y efectiva del Poder Judicial o los aliados interinstitucionales que constituyen la esencia misma del Estado paraguayo.
Lo segundo igualmente es un grave problema, no solo del ciudadano común, sino de quienes estamos obligados a informar a la sociedad en lenguaje claro, sencillo, entendible, el alcance de nuestras decisiones. Como lo dijo hace unos días un alto magistrado argentino, “La Facultad de Derecho nos larga sin saber comunicación. Cada vez que veo un colega hablando por TV o radio me agarro la cabeza porque ese tipo habla en un dialecto que nadie entiende. Tenemos que aprender a comunicarnos con el pueblo”, sentenció Eugenio Raúl Zaffaroni. Lo mismo y en algunos casos en proporción más que paupérrima ocurre por estos lares.
En definitiva, las conclusiones del cónclave iremos compartiendo a medida de las posibilidades del gentil espacio que nos brindan a través de este medio, pero como se trata de reflexionar, compartimos algunos planteamientos, tales como si ¿nos hemos preguntado últimamente, si realmente somos conscientes del desarrollo logrado en el mundo, sobre todo en nuestra propia competencia para aplicar lo mejor de los adelantos tecnológicos que nos permitan un uso óptimo del conocimiento humano, no solo en aplicaciones a nuestra disposición, sino de nuestra propia capacidad para descubrir, diseñar y construir, aquellas que solo nosotros podríamos lograr, gracias a la experiencia como hombres y mujeres en servicios de justicia y apoyo, en minoridad y familia?
Se debe mejorar el capital humano y social para lograr un nivel óptimo de responsabilidad en cuestiones de salud pública, educación para la vida, seguridad humana, economía del conocimiento para la felicidad de nuestros niños de hoy y hombres del futuro.
Ese es el desafío que surge del VI Congreso de Natal, Brasil, y ahora se tiene un año, para que en el VII a realizarse en la ciudad de Mendoza, República Argentina, los mismos operadores a quienes año tras año se suman más colegas de toda Latinoamérica nos reunamos y expongamos nuestros avances a la par del crecimiento tecnológico de un mundo cada vez más integrado y en lógica consecuencia con mayores desafíos que hace un lustro o unos años atrás.